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Decepciona al Comité Eureka informe del MEH sobre desaparecidos
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▲ Rosario Ibarra de Piedra, durante una protesta frente a la Suprema Corte, en 2002.Foto José Núñez
 
Periódico La Jornada
Jueves 29 de agosto de 2024, p. 16

Para los sobrevivientes del Comité Eureka que fundaron hace medio siglo madres y esposas de víctimas de desaparición forzada durante los años de represión contrainsurgente, los trabajos del Mecanismo de Esclarecimiento Histórico (MEH) que recientemente dieron a conocer los seis volúmenes de su informe final estuvieron viciados de origen y no cumplieron con su mandato. Nos sentimos burladas, decepcionadas, fue su conclusión.

Ayer, 28 de agosto, fecha en la que se conmemoró también el 46 aniversario de la primera huelga de hambre de las doñas, dos fundadoras de Eureka hicieron pública la petición a la presidenta electa, Claudia Sheinbaum que recupere la medalla Belisario Domínguez que Rosario Ibarra de Piedra puso bajo custodia del presidente Andrés López Obrador el 23 de octubre de 2019 y que sea ella quien quien la lleve amorosamente y cumpla con el deseo de Rosario: conocer la verdad. Que la nueva presidenta sea un segundo aliento para nuestra esperanza, dijeron.

Presente entre los invitados en el Museo Casa de la Memoria Indómita, que fundó la propia Rosario, estaba la presidenta de la Comisión Nacional de Derechos Humanos Rosario Piedra, una de las hijas de la defensora histórica. La funcionaria sólo intervino para reivindicar las dos resoluciones que generó la CNDH sobre los crímenes de Estado del pasado bajo su gestión como ombudsperson (ambas sin consecuencias).

A medio siglo de esa etapa de represión y terrorismo de Estado, las madres de los desaparecidos ya sólo figuran en los retratos que adornan el muro principal del patio del museo. Son las hermanas de las víctimas quienes hablan por las doñas, en este caso Concepción Ávila, hermana de Jesús Ávila, estudiante de Economía del Politécnico cuando fue desaparecido a los 26 años en 1974; Priscila Chávez, hermana de Juan Chávez, desaparecido en 1978 y, vía Internet desde Chihuahua, Laura Gaytán, hermana de Óscar Gaytán, desaparecido en 1974.

Leyeron un comunicado en que abundan las descalificaciones a los cuatro comisionados que elaboraron informes que difundieron (por separado) en días pasados: sin ética y sin un verdadero compromiso; llenándose la boca sin ningún escrúpulo; lucrando para su prestigio personal y términos en ese tenor.

Descubrir la verdad sobre las desapariciones forzadas por motivos políticos en México es un acto de justicia que no se ha dado, sostienen en el comunicado que firman, entre otros, Claudia Piedra (la otra hija de Rosario), Celia Piedra, Armando Gaytán y Jorge Gálvez.

Critican que la Comisión Nacional de Búsqueda indague en archivos forenses y panteones cuando la Convención sobre Desaparición Forzada dicta que la investigación inicie con la presunción de vida. Reprochan que algunos sitios de detención y tortura no se estén investigando como escenarios de crímenes, sino que se estén reconvirtiendo en sitios de memoria.

Por último, reiteraron su inconformidad por revelaciones recientes con información hasta ahora desconocida por la opinión pública sobre los ya reconocidos vuelos de la muerte que operaron, entre otros lugares, desde Pie de la Cuesta, Guerrero, para arrojar al mar a detenidos desaparecidos. No aceptaremos como respuesta o como verdad que nuestros familiares que fueron detenidos y llevados a cárceles clandestinas, como el Campo Militar Uno, fueron arrojados al mar, teniendo como únicas pruebas algunas listas en papeles que fueron diseminadas por el mismo Ejército represor.

Se refieren, entre otros datos, al hallazgo que hicieron por separado periodistas e investigadores de una de las comisionadas del MEH, Eugenia Allier, de una lista con 183 nombres de presuntas víctimas de los vuelos de la muerte. El documento formaba parte del archivo histórico del Comité Eureka desde 2004.

Hugo Sepúlveda, a nombre de los trabajadores del MCMI, dijo ignorar cómo llegó a los medios lo que llamó el supuesto hallazgo. Afirmó que el acervo documental del Comité Eureka está bajo custodia del museo en físico y en digital y que ningún investigador solicitó consultar dichos archivos. Y que el Centro Académico de la Memoria de Nuestra América (Camena) de la UACM sólo tiene copia digital del archivo.

En aclaración por separado, Beatriz Torres, la directora de Camena, precisó que, en efecto, por un convenio suscrito entre el museo, con anuencia de Rosario Ibarra, entre la UACM y el Comité Eureka, se entregó todo su acervo a la institución académica, experta en el manejo de fondos documentales de esta naturaleza y depositaria de muchos más, con el fin de ordenarlo, clasificarlo y archivarlo de manera científica (en miles de folders y cajas especiales donadas con ese fin). El convenio establece que Camena resguardaría copia digital del mismo para ponerlo al servicio del público. Ahí fue a donde acudieron periodistas e investigadores que, por vías independientes, llegaron al documento que impugna ahora Eureka.