Las redes de apoyo con que cuentan las personas adultas mayores se han ido reconfigurando dramáticamente, y seguirá ocurriendo debido a la baja de la natalidad en el país, lo que incide en que cada vez este sector irá teniendo menos personas, sobre todo hijos, que puedan ayudarles en su vejez, por lo que la responsabilidad recaerá cada vez más en el Estado, señaló a La Jornada el doctor Victor García Guerrero, profesor-investigador del Centro de Estudios Demográficos y Ambientales de El Colegio de México.

Con motivo del Día de los Abuelos (28 de agosto), señaló que mientras en 1950 había unas 800 mil personas de 65 años y más, en 2050 serán 27 millones. La previsión que hicimos para el Consejo Nacional de Población es que para esas fechas, alrededor de 30 por ciento de la población será adulta mayor. Esto no sólo establecerá retos en materia de cuidados, sino también en torno a cómo se financiarán las pensiones de retiro.

A la par, hay un envejecimiento de la población. Los de 65 años y más se han triplicado respecto a mediados del siglo pasado.

Explicó que antes había tres o cuatro hijos sobre los que podía recaer la carga económica principal de atención de sus padres adultos mayores, y otros dos o tres se dividían la carga de cuidados, ahora recae a lo máximo en dos, y en el futuro será probablemente en uno solo. Deberá haber nuevos arreglos familiares para solventar esos aspectos, y en un futuro cercano tendrá que salir al quite el Estado.

De acuerdo con datos de la Encuesta Nacional de Dinámica Demográfica 2023 del Inegi, la tasa global de fecundidad en el país es de 1.6 hijos en promedio por mujer, en 2018 era de 2.07. En las zonas urbanas la tasa cayó de 1.94 a 1.44.

Aunado a ello, ahora las personas viven más. Hacia 1950, la esperanza de vida de alguien que llegaba a los 65 era de cerca de 12 años más, es decir, aspiraba a vivir hasta los 77, y hoy pueden llegar a vivir 20 más, es decir, en 2024 alguien de esa edad puede vivir hasta 84 años.