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En la pintura y el negro, Beatriz Zamora busca lo absoluto y lo infinito
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▲ La muestra El negro de Beatriz Zamora consta de 94 pinturas.Foto Germán Canseco
 
Periódico La Jornada
Lunes 26 de agosto de 2024, p. 3

El negro es la verdadera esencia de la vida, que Beatriz Zamora ha impuesto por más de 40 años sobre extensos lienzos, que ahora se exponen en el Museo de la Ciudad de México. De la obra no tengo que decir nada, porque ella dice por sí misma; no puedo inventar cuentos ni historias, sólo decir que esa es nuestra mismidad, de una manera y de otra, y de todas, porque somos así, no somos una sola cosa, sino agua, aire y muchas cosas que no sabemos que son la vida misma, declaró la artista en la inauguración de la exposición El negro de Beatriz Zamora el sábado pasado.

José María Espinasa, director de la red de museos de la Ciudad de México, propuso ver el negro como señal de plenitud, aquella en la que la luz negra vuelve nuestra sombra iluminación.

Afirmó que para Beatriz Zamora el color negro es luz, no ausencia de ella; una luz distinta que llega de adentro del cuadro, de adentro de ella misma, de su entraña. Minutos después, dio paso al recorrido por los monumentales lienzos, mientras una larga fila de asistentes se aglomeró en el pasillo del antiguo palacio para adentrarse en una negritud cósmica y terrosa.

La realización de la muestra tomó un año de trabajo, en colaboración con el curador Francisco Hernández y la coordinadora de la exposición, Beatriz Hernández, ambos hijos de la artista. Uno de los desafíos del montaje fue iluminar el espacio y encontrar la luz adecuada de pinturas que exigen atención.

El negro se repitió en tres salas en la planta alta del museo en el Centro Histórico. El negro es el título de cada obra, y cambia sólo en la numeración milenaria. En el recinto se instalaron 94 obras en técnicas mixtas realizadas a lo largo de 40 años de trayectoria. Texturas rugosas, cordilleras de materia, rayones apenas perceptibles ante el ojo concentrado y brillos celestes se manifiestan en los cuadros de un solo tono.

Un Xochipili (dios de las flores) de piedra rige una de salas, que en su oscuridad busca asemejar una caverna. Zamora toma de la tierra tonos y texturas, mencionó Espinasa sobre los distintos materiales para la obra, como carbón, el barro u obsidiana. La exposición en su conjunto nos pide recogernos y concentrarnos en un ritual, que nos llama a pensar en esta galería casi como templo, expresó.

Al caminar entre la oscuridad simétrica colgada en los muros, se entreveran frases. Una de ellas: Pintar la tierra para mí es una necesidad vital.

Beatriz Zamora (Ciudad de México, 1935) se caracteriza por un continuo ejercicio con la monocromía. En su página oficial de Internet se explica: “El negro no es sino el resultado de una extensa búsqueda filosófica y una experimentación de materiales que tuvo sus inicios en 1963, con el uso de la tierra. Tras haber explorado este material sobre lienzo, en 1977 presentó en el Palacio de Bellas Artes una serie de 500 piezas titulada La tierra”.

En 50 años de carrera prolífera la búsqueda de lo absoluto y lo infinito a través de la pintura, con el uso de paletas monocromáticas empleando el lenguaje del minimalismo.

En la apertura de la muestra, la artista de 89 años llegó acompañada por sus hijos, Francisco, Miriam y Beatriz. En el estrado tomó asiento en pose señorial en una silla de madera. Finalmente, tras la inauguración protocolaria recorrió la muestra, conducida en silla de ruedas.

Espero que la obra les dé algo. Ha sido hecha para todos, no para vender, porque es imposible que una cosa así se venda. Pero eso no importaba, era para México, era para todos; para eso he trabajado. Se los entrego, fueron algunas de las palabras de la pintora.

La exposición El negro de Beatriz Zamora estará abierta al público hasta el 30 de marzo de 2025, en el Museo de la Ciudad de México (Pino Suárez 30, Centro Histórico).