Domingo 25 de agosto de 2024, p. 30
En América Latina y el Caribe más de 80.3 millones de alumnos de prescolar, primaria y secundaria reciben un alimento diario en su escuela. Sin embargo, el acceso a este programa social es desigual, pues las coberturas oscilan de 30 a cien por ciento de los estudiantes matriculados, y la inversión promedio anual por niño para su alimentación escolar es de diez dólares, mientras en países de altos ingresos es de 293 dólares, revela el Programa Mundial de Alimentos (WFP, por sus siglas en inglés) de Naciones Unidas.
México es uno de los 19 países de la región que cuentan con marcos jurídicos y políticos para garantizar la alimentación escolar, pero aún queda pendiente su cobertura a todos los alumnos en condiciones de mayor vulnerabilidad, en particular, a quienes asisten a escuelas rurales e indígenas.
Pese a que nuestro país es pionero en adoptar acciones para mejorar la alimentación de la población escolar, pues en 1921 se puso en marcha el Programa de Desayunos Escolares, impulsado por José Vasconcelos, quien un año más tarde encabezó la Secretaría de Educación Pública, actualmente el padrón de alumnos beneficiados es de 6.3 millones, de una matrícula nacional de 24.4 millones en prescolar, primaria y secundaria.
Garantizar cobertura
Ante los múltiples desafíos para garantizar mayor cobertura de este programa, el gobierno de México y el WFP convocaron al Décimo Foro Regional de Alimentación Escolar para América Latina y el Caribe, que se realizará del 27 al 29 de agosto en Ciudad de México.
El encuentro de alto nivel, que reunirá a autoridades y especialistas de diversos países de la región, se analizará la importancia de aplicar un programa de alimentación escolar sostenibles y de calidad, su financiamiento y el impacto que pueden tener en el aprendizaje.
Además, se abordará el impacto que tienen éstos en los sistemas alimentarios de los países en que se aplica, y el apoyo que se puede generar en beneficio de pequeños agricultores, así como la mejora en la nutrición y la salud infantil.
Las WFP destaca que aprender cuando se siente hambre es mucho más difícil. Hay inquietud, disminuye la atención y la capacidad de concentración es mucho menor
, por lo que lanzó un llamado a participar en el encuentro, y mejorar las acciones que permitan que todos los niños y adolescentes, sin excepción, encuentren en la escuela un espacio de aprendizaje, pero también de sana alimentación