El poeta y ensayista español Luis García Montero (Granada, 1958) dedicó a su esposa, la escritora Almudena Grandes, y a su amiga la escritora y periodista mexicana Cristina Pacheco, ambas fallecidas, el Premio Internacional Carlos Fuentes a la Creación Literaria en el Idioma Español, que le fue entregado ayer en el Palacio de Bellas Artes.

Una mujer maravillosa que fue y sigue siendo Almudena. Una mujer maravillosa que fue y sigue siendo Cristina. Empiezo con un recuerdo conmovedor, porque quiero dedicar este premio a mi amiga Cristina Pacheco, pero también porque me parece un modo claro de explicar la emoción que siento al recibir una de las distinciones más altas de la cultura mexicana, una cultura que a través del libro de la vida y de la vida de los libros forma parte muy íntima de mí mismo.

El también director del Instituto Cervantes asentó lo anterior tras leer un mensaje de correo electrónico, fechado el pasado 4 de diciembre, que le envió la autora mexicana para despedirse de manera formal, ya que lo que abominablemente llamamos enfermedad terminal me impide seguir adelante.

Como lo hizo antes en reunión con la prensa mexicana, García Montero se refirió a la influencia que ha tenido en él la literatura de México, país al que reconoce y admira a partir de su solidaridad de brindar asilo a los refugiados de la guerra civil española en el gobierno de Lázaro Cárdenas.

Tras mencionar nombres como Rubén Bonifaz Nuño y Jaime Sabines en la poesía, aludió a la narrativa de Carlos Fuentes, de quien aseguró que alimentó su vocación literaria gracias a la lectura de narraciones como La región más transparente, La muerte de Artemio Cruz o Gringo viejo, y que también le enseñó a comprender las relaciones entre España y México, así como a valorar detalles de la obra cervantina con su libro Cervantes y la crítica de la lectura.

Entiendo que este premio es, sobre todo, un reconocimiento a la poesía, a esa forma literaria de ser testigos del mundo desde la propia intimidad humana. Le debo a la poesía el deseo de preguntarme sobre mí mismo, la posibilidad de comprender las relaciones de mi yo con el nosotros de una comunidad y la necesidad de calma, la alianza de un tiempo mío, para hacerme dueño de lo que oigo y lo que digo, sostuvo.

Ante los medios de comunicación, el académico habló de forma extensa y generosa durante casi una hora. Tocó temas como sus orígenes en la poesía, su animadversión a la dictadura franquista, sus influencias poéticas como García Lorca, Rafael Alberti, Luis Cernuda y todos aquellos poetas que debieron salir al exilio a partir del golpe de Estado de Francisco Franco y la posterior dictadura.

El español no es una lengua de pobres

Después de reafirmar que la lengua española es de sus hablantes y que por lo tanto debe respetarse la diversidad, el académico sostuvo que la manera de defender la extensión de un idioma es darle prestigio y, en ese tenor, emplazó a la comunidad latina en Estados Unidos a demostrarle a Donald Trump que no es una lengua de pobres, no sólo en lo económico, sino por la tradición cultural y los valores sociales.

La ceremonia de premiación fue encabezada por el rector de la Universidad Nacional Autónoma de México, Leonardo Lomelí; Marina Nuñez Bespalova, subsecretaria de Cultura federal; Silvia Lemus, viuda de Carlos Fuentes, y el escritor Elmer Mendoza, en representación del jurado.

Como ganador del Premio Fuentes, Luis García Montero se hizo acreedor a un diploma, una escultura de Vicente Rojo, la última realizada por el artista de origen catalán, y un monto equivalente a 125 mil dólares.