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Cambios climáticos diezmaron población europea del Paleolítico
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▲ Reconstrucción artística de cazadores-recolectores de la Edad de Hielo.Foto Tom Björklund, Universidad de Tubinga
 
Periódico La Jornada
Martes 20 de agosto de 2024, p. 6

Madrid. Un estudio a gran escala de dientes humanos fósiles de la Edad de Hielo en Europa muestra que el cambio climático influyó significativamente en la demografía prehistórica.

Con datos de fósiles humanos, un equipo internacional de investigación muestra cómo los cazadores-recolectores prehistóricos se enfrentaron al cambio climático en el periodo comprendido entre 47 mil y 7 mil años atrás.

El tamaño de las poblaciones disminuyó drásticamente durante la época más fría y los europeos incluso se enfrentaron a la extinción, según el estudio publicado en la revista Science Advances.

El investigador principal, Hannes Rathmann, del Centro Senckenberg para la Evolución Humana y el Paleoambiente de la Universidad de Tübingen (Alemania), desarrolló un nuevo método para analizar los fósiles basado en un algoritmo de aprendizaje automático, en colaboración con colegas de las universidades de Tübingen, Ferrara (Italia) y Nueva York.

Hace unos 45 mil años, los primeros humanos modernos migraron a Europa durante la última Edad de Hielo, lo que marcó el comienzo del llamado Paleolítico superior. Estos primeros grupos poblaron el continente europeo, incluso durante el llamado Último Máximo Glacial hace unos 25 mil años, cuando los glaciares cubrieron grandes partes del norte y centro.

Dientes, claves para recopilación de datos

Los arqueólogos han debatido mucho tiempo la influencia de los cambios climáticos y las nuevas condiciones ambientales asociadas en la demografía de los cazadores-recolectores de esa época. Debido al número limitado de fósiles disponibles y a su conservación molecular a menudo deficiente para el análisis de ADN antiguo, ha sido muy difícil sacar conclusiones, explica en un comunicado Rathmann, primer autor del estudio.

Junto con un equipo de investigación de Italia, Estados Unidos y Alemania, Rathmann eligió un nuevo enfoque para aclarar esta cuestión: en lugar de analizar los pocos individuos prehistóricos dispersos de los que se dispone de ADN antiguo, el equipo examinó sus dientes.

“Los dientes son el tejido más duro del cuerpo humano y, por lo tanto, son los elementos fósiles del esqueleto que los arqueólogos encuentran con mayor frecuencia.

Esto nos ha permitido recopilar un conjunto de datos sin precedentes que es significativamente mayor que los conjuntos de datos genéticos y esqueléticos anteriores. Nuestra nueva colección incluye datos dentales de 450 humanos prehistóricos de toda Europa, que abarcan el periodo comprendido entre 47 mil y 7 mil años atrás.

Los investigadores se centraron en los rasgos morfológicos: pequeñas variaciones dentro de la dentición, el número y la forma de las cúspides de la corona, los patrones de crestas y surcos en la superficie de masticación, presencia o ausencia de muelas del juicio. Son rasgos hereditarios, lo que significa que podemos usarlos para rastrear relaciones genéticas entre los humanos de la Edad de Hielo sin necesidad de ADN antiguo.

A las muestras conservadas se añaden fotografías históricas de restos que se perdieron o destruyeron durante la Segunda Guerra Mundial.

El deterioro del clima provocó un cambio en la vegetación de estepa a un paisaje predominantemente de tundra, lo que afectó hábitats de los animales de presa y, en consecuencia, a los cazadores-recolectores que dependían de ellos.

Beier agrega: Nuestros resultados respaldan la teoría sostenida durante mucho tiempo de que las poblaciones no solo fueron empujadas hacia el sur por el avance de las capas de hielo, sino también por la separación de las capas de hielo.