Sábado 17 de agosto de 2024, p. 30
En los pasados cinco años y medio, más de 32 mil pacientes del sistema de salud público de la Ciudad de México con enfermedades en etapa terminal optaron por firmar el formato de voluntad anticipada, con el fin de establecer por escrito su decisión de tener una muerte digna, indicó la Secretaría de Salud capitalina.
De esa manera, el enfermo puede decidir si recibe reanimación cardiopulmonar, si requiere apoyo nutricional, hidratación, así como un control del dolor o de otros síntomas de padecimientos incurables, procesos que se efectúan si el paciente tiene una esperanza de vida menor a seis meses, explicó la responsable del programa, Cecilia Palacios Ávila.
Se procura dar una atención con calidad, respeto e integridad a los pacientes, conforme al programa de la Ley de Voluntad Anticipada, que es un documento legal que le permite solicitar que se respete la decisión de cómo quiere ser tratado.
La funcionaria recordó que este derecho está vigente en la Ciudad de México desde 2008 en los hospitales públicos locales, donde se ofrece de manera gratuita el formato de voluntad anticipada con el que se pueda respetar su decisión de elegir o rechazar tratamientos o procedimientos médicos.
Cuidados paliativos, la otra opción
Aunado a eso, también en los nosocomios se puede obtener el formato de cuidados paliativos, que en el periodo citado han firmado 7 mil 253 personas, en el cual se hace patente la decisión de que los pacientes quieren una mejora en su calidad de vida cuando enfrentan padecimientos que ponen en riesgo su vida, por medio de un tratamiento cuyo objetivo es que vivan sin dolor, aun cuando tengan males incurables, progresivos y complejos.
Con dichas opciones, subrayó la titular del programa capitalino, se protege la dignidad del individuo, también el respeto a su deseo de no prolongar innecesariamente el sufrimiento y se facilita la atención paliativa al final de la vida del paciente al minimizar intervenciones médicas invasivas.
Palacios Ávila destacó que la parte más importante de la Ley de Voluntad Anticipada es que el paciente pueda recibir sedación paliativa al final de su vida, es decir, contribuir a que cuente con el derecho a tener una muerte sin dolor ni sufrimiento.