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Trabajadores de localidades aledañas a Ek Balam participan en su rehabilitación
 
Periódico La Jornada
Martes 6 de agosto de 2024, p. 5

Manos mayas contemporáneas ayudan a rehabilitar el fulgor de la antigua ciudad del Jaguar Negro, erigida por sus ancestros.

Con más de mil 200 años de historia, ubicada en la selva de Yucatán, la zona arqueológica de Ek Balam aún estaba ocupada por los antiguos mayas cuando los españoles llegaron a este continente.

Hoy, con el Programa de Mejoramiento de Zonas Arqueológicas (Promeza), lanzado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) como parte del Tren Maya, trabajadores de la construcción de pueblos aledaños participan en su restauración.

Se puede decir que es un tesoro que tenemos escondido, señaló David Aguilar, uno de los obreros que participan en el proyecto y que junto a sus compañeros se han maravillado de los tesoros que se han encontrado en el proceso.

En la mañanera del presidente López Obrador, el director general del INAH, Diego Prieto, presentó un video en el que se dieron los detalles de las labores de restauración a la que se han sumado habitantes de pueblos mayas como Actuncoh, Santa Rita, Hunukú y Ek Balam.

Ek Balam –que vivió su apogeo hacia el año 800 dC, cuando el señor Ukit Kan Lek Tok o Padre de las cuatro frentes de pedernal gobernó con gran poder– es uno de los dos sitios arqueológicos que se extienden a lo largo del tramo 4 del Tren Maya –de Izamal a Cancún– junto con Chichén Itzá.

Al momento en que escarbas y te encuentras, por ejemplo, restos de alguna obsidiana, de concha o incluso objetos decorados, pues sí da emoción haber encontrado lo que ha estado enterrado durante cientos de años, insistió Aguilar.

Con estas labores, los trabajadores han aprendido que hay diferentes piedras, tallados y cuidados.

“Teníamos que seleccionar cada tipo de piedra, limpiarla; en el modo de excavación, lo mismo. Estamos acostumbrados, en la construcción, a que es con picos, palas; ahí no, ahí era algo muy diferente… se le ponían unos picos pequeñitos, pero que no pudieran dañar alguna estructura un poco débil”, aseveró Miguel Ángel Ay Poot, otro de los trabajadores locales en una entrevista contenida en el video presentado en la mañanera.

Para muchos de los lugareños que son parte del proyecto, éste ha sido una opción distinta y cercana de trabajo, pues por lo regular los empleos en la industria de la construcción están en Playa del Carmen, Cancún y Tulum.

“Es una oportunidad que nos dan, abrir las zonas arqueológicas de Yucatán (…) estoy orgulloso porque tengo trabajo cerca”, comentó Celso Tuz, también maya.

José Martín May, uno más de los partícipes en el proyecto, dijo: Todo aquí está quedando muy bonito, lo dejamos limpio para que la gente esté satisfecha y gustando todas las zonas arqueológicas.

El titular del INAH informó además de algunos hallazgos relevantes en los trabajos que se extendieron a lo largo del tramo 4 del proyecto ferroviario para la comprensión de la cultura maya mesoamericana entre los años 750 a 1200 dC: un cajete decorado con una silueta compuesta, que data del periodo Clásico Tardío maya (de 800 a 1000 dC). Vasijas como ésa se usaban en contextos funerarios, en particular rituales familiares.

También, un vaso con decoración en bajorrelieve de un personaje de estatus, con pectoral y tocado de plumas. Se estima que la pieza sea del año 750 de nuestra era.

Un marcador de juego de pelota con dos jugadores y una banda glífica se encontró en Chichén Itzá; corresponde al año 894.

También, una escultura de un personaje masculino con yelmo de serpiente con las fauces abiertas, del Clásico Tardío y Posclásico Temprano, entre 800 y 1200 dC.

Prieto Hernández refirió que ya está habilitado el Gran Museo de Chichen Itzá, ciudad patrimonio de la humanidad por la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, y una de las siete nuevas maravillas del mundo.