Villepinte. La boxeadora taiwanesa Lin Yu-ting aseguró su primera medalla olímpica frente a un público que coreó su nombre en los Juegos de París, un día después que la púgil argelina Imane Khelif garantizó otra presea tras varios días de insultos en Internet sobre su identificación de género. Ambas peleadoras estuvieron en el ojo de la polémica por su hiperandrogenia, una condición natural en la que se produce testosterona por encima de los rangos usuales de las mujeres, lo cual dejó en evidencia un desbordado discurso de odio en redes sociales.

Este debate lo acentuó el antecedente con la IBA (la federación internacional que regulaba el boxeo amateur), que las consideró inelegibles para participar en un campeonato del mundo en 2023. Detrás de esa polémica se encuentra el conflicto con el Comité Olímpico Internacional (COI), que desconoció a la referida federación por sospechas de corrupción y poca transparencia en su manejo.

El COI agregó nueva información ayer para respaldar a Yu-ting y a Khelif. El organismo afirmó que los arbitrarios análisis practicados a estas boxeadoras por la IBA, pruebas que desataron la controversia al identificar a las dos púgiles erróneamente como transgénero –o incluso hombres–, fueron tan defectuosos que es imposible tomarlos en cuenta. El portavoz del COI, Mark Adams, volvió a defender enérgicamente a la argelina y a la taiwanesa, y criticó a la proscrita IBA, la cual afirmó que las boxeadoras no pasaron las pruebas de elegibilidad para la competencia femenina.

No hace falta decir que si empezamos a actuar sobre la base de sospechas contra cada deportista por cualquier motivo, vamos a ir por un muy mal camino, aseguró Adams, quien rechazó las pruebas en su totalidad. Hay toda una serie de razones por las que no las tomaremos en cuenta, sostuvo.

Por confidencialidad, por cuestiones médicas, porque no había ninguna base para la prueba, en primer lugar, y porque compartir estos datos también va en contra de las reglas internacionales. Yu-ting derrotó a la búlgara Svetlana Kamenova Staneva en la división pluma (57 kilogramos del boxeo femenino), apuntándose su segunda victoria consecutiva por decisión unánime. Avanzó a las semifinales, con lo que se aseguró al menos la medalla de bronce.

Staneva pareció pasar de largo de Lin tras la pelea, pero luego que el árbitro anunció la decisión y levantó la mano de Lin como la ganadora, la búlgara se acercó y levantó una de las cuerdas para que su rival pudiera salir del tinglado, como un acto de cortesía y reconocimiento.

La boxeadora camerunesa Cindy Ngamba se aseguró una medalla de bronce, la primera de la historia olímpica para el equipo de refugiados. Ngamba venció a la francesa Davina Michel, en la categoría de menos 75 kilos. Obtuvo el estatuto de refugiada en Reino Unido, donde llegó a los 11 años, debido a su orientación homosexual, que es castigada con pena de cárcel en su país de nacimiento, según su ficha en el sitio del COI. Sólo soy un ser humano, como cualquier otro atleta refugiado y los refugiados del mundo. Significa para mí mucho ser la primera en esta condición en ganar una medalla, comentó Ngamba.