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Presencia de reporteros y transmisión en vivo

Inédita apertura al público de la reunión del gabinete de seguridad

Quiero que el pueblo sepa cómo hemos trabajado, explicó el mandatario // Funcionarios dieron el parte a su jefe

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▲ A las 6.04 de la mañana de ayer, el Presidente entró al salón General Ignacio Zaragoza de Palacio y escuchó las incidencias del día anterior. Luego continuó ahí la mañanera, sentado por primera vez.Foto Pablo Ramos
 
Periódico La Jornada
Sábado 3 de agosto de 2024, p. 5

Fue una sesión inédita. A dos meses de concluir su mandato, ayer el presidente Andrés Manuel López Obrador abrió al público –con transmisión en vivo por diversas plataformas y la presencia de reporteros– la reunión del gabinete de seguridad.

Todos los días, a las 6 de la mañana, el mandatario conoce en este cónclave, en voz de sus funcionarios más cercanos, las incidencias de inseguridad que se registran en el país el día anterior. ¡El parte!, usando un término ad hoc.

Puntuales, los funcionarios comenzaron a llegar. Esperaban a su jefe en torno a una gran mesa del salón General Ignacio Zaragoza de Palacio Nacional, donde lo aguardaba una silla a la vista mucho más cómoda que el resto.

Algunos de los integrantes del equipo presidencial dialogaban entre sí, unos más revisaban documentos con la información que estaban por presentar. En otros casos, como los secretarios de Defensa y Marina, ni siquiera se saludaron y se colocaron en extremos opuestos. A las 6:04, el Presidente ingresó al salón y ocupó su lugar.

El mandatario explicó su sorpresiva decisión de abrir este encuentro: ahora quisimos hacerlo de esta manera para que ustedes y el pueblo de México sepan cómo ha trabajado el gabinete de seguridad desde el inicio de nuestro gobierno.

El orden del día: el reporte de la incidencia delictiva, información sobre un aseguramiento en Chiapas, temas relevantes en el exterior –la crisis poselectoral en Venezuela– y asuntos referentes a la Secretaría de Gobernación.

Desde la cabecera de la mesa, López Obrador escuchó atento, observó los gráficos que le presentaban en varias pantallas, revisó documentos, hizo preguntas y comentarios. Reflexionaba.

Ayer hubo 88 homicidios dolosos, 70 vinculados con el crimen organizado, informó la secretaria de Seguridad, Rosa Icela Rodríguez.

El titular de la Defensa, Luis Cresencio Sandoval, dio detalles de los trabajos de las fuerzas armadas para contrarrestar la violencia en Chiapas.

La canciller Alicia Bárcena presentó un resumen de la situación en Venezuela y más adelante informó sobre los 400 pobladores de la comunidad de Amatenango del Valle, Chiapas, que huyeron a Guatemala.

Cuando el Presidente pedía precisiones sobre algún tema, solícitos, los funcionarios respondían cada pregunta. Se trató, en suma, de la información que se le hace llegar todos los días y que regularmente ocupa en las mañaneras.

Tras la sesión, se dio paso a la conferencia matutina en este mismo salón. Fue la primera ocasión en el sexenio en que López Obrador encabezó la mañanera sentado.

Infinidad de preguntas. El mandatario se vio dispuesto a responder de todo: Venezuela, intervencionismo yanqui, Ayotzinapa, la detención de El Mayo, violencia en Chiapas y hasta de la alerta sísmica, a manera de presagio del yerro que horas más tarde tendrían las autoridades capitalinas.

Tiró aceite

Al final, el Presidente tiró aceite con un reporte que no le fue del todo favorable. Su intención: mostrar que las fuerzas armadas tienen más aceptación entre la gente que él mismo. Con base en datos del Inegi, dijo que la Marina tiene 88.7 por ciento de aprobación popular; la Fuerza Aérea, 86, y el Ejército, 83.3, mientras una encuesta da al mandatario 83 por ciento.

“No, pues sí, me cepillaron almirante, ¿eh?, y también el Ejército me gana, y la Fuerza Aérea… Pero me conformo con eso”.