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Eduardo Mosches nos enseña que la tierra de uno está en el corazón del pensamiento

Hermann Bellinghausen participó en la presentación de Dos terruños, del autor argentino

 
Periódico La Jornada
Viernes 2 de agosto de 2024, p. 4

Eduardo Mosches compartió sus recuerdos reunidos en el poemario Dos terruños, en el que hace referencia a su tierra natal, Argentina, y a su tierra de residencia, México.

El libro, editado por la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM), fue presentado en la sala Adamo Boari con la intervención del guitarrista Nahuel Porcel de Peralta, quien musicalizó algunos de los poemas de Mosches.

En el recital, el lirismo de Mosches se fue combinando con los comentarios de Carmen Nozal, Hermann Bellinghausen, Luis Tovar y Julia Santibáñez.

En su intervención, la escritora Nozal comentó que en su poemario más reciente, Mosches nos entrega las versiones de la memoria, sobre su tierra natal y la que escogió como su lugar de residencia.

Se refirió también al primer poema del libro Recuperando, en el que Mosches recuerda cuando llegó a Buenos Aires. La mente del migrante siempre sueña con lo mismo: unir lo imposible, y en sus versos, el autor logra enlazar Rivadavia e Insurgentes, trasladarse en una ida y vuelta a la manera de Cortázar a ambos lugares y en diferente tiempo.

Agregó que los versos del poeta son confesionales, de nostalgia y de justicia, como sucede en los versos que se refieren a 43 sillas blancas. Lo onírico también cobra fuerza en estas páginas, en las que aparecen esos sueños que caminan con dificultad, pero caminan; así, encontramos los pies, los pasos, los caminos, las distancias, la memoria, el olvido, los recuerdos.

En su turno, el escritor y colaborador de este diario, Hermann Bellinghausen, dijo que la poesía de Eduardo es como él mismo: muy hospitalaria, uno llega y se siente convidado y entiende de lo que nos está hablando.

Indicó que en el poemario está la presencia del exilio argentino. Pareciera que el exilio chileno fue definitivo para México, pero en el largo plazo creo que claramente fue el exilio argentino, sobre todo, porque se integró, se volvió parte de nuestra buena cultura. No es que lo compare, pero es lo más cercano a lo que nos pasó con nuestra República española en los años 30.

Para Bellinghausen, autor del prólogo, en Dos terruños se unen ríos, voces y recuerdos. El vuelo de los versos reconcilia al poeta con los pasos perdidos en la vena generosa de esos territorios que lo viven. La tierra de uno, nos enseña Eduardo Mosches, está en el corazón del pensamiento. Un lugar para seguir cantándonos y contándonos todo.

Luis Tovar, director de La Jornada Semanal, refirió que como lector de Mosches, halló la impronta de los hechos, lugares o situaciones en la memoria. La memoria es donde la huella va quedar; eso muestra el libro.

Santibáñez destacó: existe nostalgia por los amigos muertos, por la tierra que se tuvo que dejar, pero no es nostalgia que difumine lo recordado, sino que enfoca los ojos internos en lo que se tuvo y lo que se tiene hoy en ambos terruños, y se crea simultaneidad lo que es allá y es aquí.