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El estudio de piezas arqueológicas desde la química revela detalles de la antigüedad

Se puede inferir si un objeto es de uso ceremonial o doméstico // Examinamos lo ancestral para comprenderlo, preservarlo y generar conocimiento, señala Mayra León Santiago

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▲ Entre las técnicas más utilizadas –desde la química– para el estudio de los objetos se encuentran la fluorescencia de Rayos X, las cromatografías de gases y la líquida de alta resolución, así como la espectroscopía Raman e Infrarroja. En la imagen superior, microscopio FTIR; abajo, telas teñidas con grana cochinilla.Foto cortesía de Mayra León
 
Periódico La Jornada
Viernes 2 de agosto de 2024, p. 5

Arqueólogos, historiadores del arte y restauradores, con datos confirmados desde la química junto con la información arrojada por sus propias disciplinas, pueden inferir si una pieza arqueológica es de uso ceremonial o doméstica, qué tipo de alimentación tenían las culturas, con quiénes tenían intercambios comerciales, y qué técnicas y métodos desarrollaron para la elaboración de sus implementos.

Lo anterior lo indicó en entrevista con La Jornada Mayra León Santiago, técnico académico en el Instituto de Química de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) e integrante del Laboratorio Nacional de Ciencias para la Investigación y Conservación del Patrimonio Cultural (Lancic) en México.

Explicó que por medio de diferentes técnicas analíticas se pueden identificar y caracterizar los materiales usados por culturas anteriores en la elaboración de utensilios, herramientas, y otros vestigios, lo que a su vez, contribuye a revelar detalles particulares de los pueblos antiguos.

La química desempeña un papel fundamental en el estudio, comprensión y preservación de nuestro pasado arqueológico, expresó.

León Santiago forma parte de un grupo de científicos e investigadores, que desde hace 10 años se dieron a la tarea de constituir el Lancic, un espacio con la finalidad de investigar de manera integral los vestigios dejados por civilizaciones prehispánicas.

La unidad está conformada por tres institutos de la UNAM: el de Física, el de Estéticas y el de Química, así como por el Centro de Investigación en Corrosión de la Universidad Autónoma de Campeche (UAC), y el Instituto Nacional de Investigaciones Nucleares (ININ). Desde este sitio tratamos de estudiar lo antiguo para comprenderlo, preservarlo y generar conocimiento, explicó la especialista.

En la actualidad, mediante un convenio de colaboración entre Lancic y el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), tienen en sus manos el análisis de diversas piezas del Templo Mayor, de la zona purépecha en Occidente de México, y vasijas de la zona de La Joya, en Veracruz.

Otras técnicas

La académica de la UNAM mencionó que entre las técnicas más implementadas –desde la química– para estudiar los objetos arqueológicos, se encuentran: la fluorescencia de rayos X (XRF), que permite conocer la composición elemental de un material; la Cromatografía de Gases (GC) y la Cromatografía Líquida de Alta Resolución (HPLC), para identificar compuestos orgánicos provenientes de plantas y animales, como resinas y colorantes; las espectroscopías Raman e Infrarroja, utilizadas para identificar minerales y huellas químicas, respectivamente.

Recientemente, la aplicación de estos métodos les ha permitido hacer revelaciones significativas para la comprensión de la riqueza de la cultura mexicana. Por ejemplo, pudieron describir la técnica de manufactura de las bolas de hule halladas en el sitio El Manatí, en Veracruz; y que unas vasijas procedentes de La Joya, Veracruz, no eran de implementación cotidiana, sino ritual.

Además de estos casos, el equipo de Lancic ya realiza preparativos para en próximas fechas estudiar hallazgos recientes en el Templo Mayor, una labor que forma parte de un proyecto más amplio en este sitio.

El 9 de agosto, en la biblioteca Jesús Romo Armería, del Instituto de Química, se realizará la conferencia La química y la arqueología, una perspectiva desde el Lancic, donde se abordará la contribución del laboratorio de ciencias en la comprensión del estudio de piezas arqueológicas desde una ciencia como la química.

León Santiago dijo que si bien el Lancic tiene una década de trabajo, y que desde el Instituto de Química, bajo el liderazgo de Luis Demetrio Miranda Gutiérrez, se ha impulsado el desarrollo de esta área de estudio, aún hay trabajo por hacer.

México tiene un retraso respecto a países como Italia, donde las universidades cuentan con especializaciones en este campo; o Estados Unidos, donde el Museo J. Paul Getty tiene instrumentos avanzados para el análisis de vestigios.

Trabajamos para avanzar en este ámbito, pero aún estamos algo rezagados, aproximadamente 30 años, en comparación con estos referentes internacionales.