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Ranchero y fado tienen en común que se cantan con la piel, decía Mísia

Son estilos que comparten la visceralidad, señalaba la reinventora de este género de música de protesta portugués, quien murió a los 69 años

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▲ Susana Maria Alfonso de Aguiar, conocida como Mísia.Foto tomada de la página de Facebook de la artista
 
Periódico La Jornada
Martes 30 de julio de 2024, p. 7

La cantante portuguesa Mísia, quien encarnó la renovación del tradicional fado en los años 90, a principios del nuevo siglo y hasta la fecha, dijo en una ocasión a La Jornada: Me han puesto la etiqueta de renovadora del fado y no; éste se ha renovado desde el momento en que nació. Por ejemplo, el fado de los años 20 es muy diferente al de los 50. Yo no le falto al respeto deninguna manera. Me inspiro en la tradición, pero, al mismo tiempo, creo que a través de poemas de autores contemporáneos se puede hacer una ligación... un nexo entre la tradición y el presente.

Mísia tendría esa vez, en 2001, una presentación en el Zócalo, dentro de las actividades del Festival del Centro Histórico, en el que presentaba su disco Paixoes Diagonais (Pasiones diagonales).

Era su primera visita a nuestro país, donde interpretó una retrospectiva de todos sus materiales, que incluían sonorizados textos de José Saramago, Antonio Lobo Antunes, Agustina Bessa-Luís, entre otros. A veces tengo un guiño a otros estilos de música, pero tocados con guitarra portuguesa, con la atmósfera del fado.

Este lunes, la agencia de noticias Afp dio a conocer que Susana Ma-ria Alfonso de Aguiar, conocida como Mísia, falleció el sábado a los 69 años en un hospital de Lisboa tras una larga lucha contra el cáncer, según informaron sus familiares y medios locales.

Sus discos más recientes, Pura Vida (2019) y Animal Sentimental (2022), nacieron en medio de la lucha contra su enfermedad. El pri-mero, en un momento de euforia, cuando creía estar casi curada, mientras el segundo, que llegó con un libro autobiográfico del mismo nombre, fue publicado cuando se dio cuenta de que la pelea no había terminado ni terminaría, como lo mencionó la nacida en Oporto, cuyo estilo renovador fue reconocido en países europeos, como España, Francia e Italia, y en los de Amé-rica Latina.

¿Para cantar el fado se necesita ser portugués? Preguntó este medio a la portuguesa.

Al menos se necesita haber vivido allí, respondió con firmeza. En Portugal no somos sólo mediterráneos, tenemos al Atlántico, que nos hace sentir muy pequeños. Pese a que somos pequeños y estamos en el fondo de Europa, la salida de nuestra territorialidad es un gran océano, que con tantas olas hace muchas preguntas. Por eso, hay que ser portugués para cantar fado, como hay que ser mexicano o haber vivido en México para cantar rancheras. Por eso, seguro yo no las canto bien, aunque lo haga acompañada de un tequila. Pero la verdad es que me gusta mucho cantar las rancheras, con mucho respeto y prudencia, porque tiene cosas en común con el fado, como la visceralidad, esa forma de cantar con la piel, no tanto con la cabeza.

Mísia nació en Portugal, pero su madre es catalana (una bailarina de ballet) y su padre francés. Se ha valido de grandes poetas portugueses para interpretar muy a su modo, este estilo lusitano. Junto a otras voces femeninas como Mariza, Ana Moura y Cristina Branco, formó parte de una generación de intérpretes que contribuyó a lo que se denominó nuevo fado, tendencia que dio nuevas notas al estilo melancólico de este género tradicional.

Mísia tuvo un papel crucial en la renovación del fado y no vaciló a la hora de experimentar nuevas sonoridades y perspectivas menos convencionales, destacó el Ministerio de Cultura de Portugal.

Mísia consideraba que este género (surgido a mediados del siglo XX como expresión popular) es un canto urbano que crece alrededor de Lisboa y que tiene una renovación propia. Sin embargo, hasta hace poco, a pesar de tener cinco discos en su carrera, esta artista no era considerada por los puristas como una auténtica intérprete de fado.

Al principio les chocaba mi imagen con flequillo que, según decían, no correspondía a una cantante de fado, que no era demasiado urbana. Luego, cuando comencé a interpretar a los grandes poetas, dijeron que era una fadista intelectual. Aunque ahora se han dado cuenta que tengo un gran respeto por esto.

Hay que mencionar que el fado era una canción de protesta del pueblo que padecía sus condiciones de vida. En los años 20 vinieron los fados anarquistas, luego fue apadrinado por la moda y la aristocracia. Después de la revolución de 1974 pasó por un periodo difícil, hasta que se volvió a reconocer como un canto nacional.

Mísia hablaba de sus influencias: Evidentemente me gusta Amália Rodrigues, quien durante mucho tiempo tuvo que luchar con los puristas, porque cada cosa nueva que escuchaban, decían, no era fado. ¡Ella misma era fado! Pero también he aprendido de los cantantes anónimos del llamado fado golfo, donde hay una expresión auténtica.

Del grupo Madredeus decía que ha sido importante para la música portuguesa porque han dado una buena imagen del país. Se nota que vienen del país del fado.

Así hablaba la cantante, que se consideraba una pionera, un espíritu libre, pues no habiendo olvidado la revelación que supuso para ella el fado en la adolescencia, volvió a Lisboa con una decisión tomada: cantar su propio fado, por lo que se lanzó a reinventar el género.