Lizette Charlotte dibuja para contar historias. El cruce de Periférico Norte y la avenida Conscripto, muy cerca del Comité Olímpico Mexicano, está lleno de retales de su imaginación. Mientras las calles bullen en una danza de coches que avanzan a toda prisa, las imágenes del águila y el jaguar –que representaban a los guerreros del México prehispánico– relatan la historia de las arqueras Alejandra Valencia, Ana Paula Vázquez y Ángela Ruiz, medallistas de bronce en los Juegos Olímpicos de París 2024.

Cada vez que salen de sus viviendas, los vecinos de la zona se detienen a contemplar su labor. Algunos trabajadores de servicios urbanos intuyen que el mural habla de las atletas como un bien preciado en todas sus formas. Mientras tanto, ella, que captura en su celular cada etapa del proceso, mira con asombro cómo el tridente nacional ha alcanzado a las grandes potencias en el tiro con arco. En su historia olímpica México ha conseguido cuatro preseas desde Londres 2012, dos de ellas por Ale Valencia.

Las tres son mujeres guerreras, atletas que luchan con la fuerza del jaguar y la mirada del águila real. Todo ese esfuerzo que hay detrás de su disciplina es una fuente de inspiración para muchas de nosotras, dice a La Jornada la muralista de 26 años, creadora de tres de las 35 piezas artísticas dedicadas a los deportistas olímpicos, con apoyo de la Secretaría de Obras y Servicios de la Ciudad de México (Sobse). Los murales cuentan historias, hablan de alguien que está a nuestro alrededor y del orgullo que podemos sentir hacia esas personas.

Armada con brochas gruesas y pintura en aerosol, la joven muralista de la colonia CTM Culhuacán pertenece a un mundo donde las imágenes pueblan su cabeza y le estallan en sus dedos. Da igual dónde mire, porque siempre están ahí, como los soldados aztecas de élite. Yo quería dejar plasmada la fuerza que tienen Ana Paula, Ángela y Alejandra. Me llevé aproximadamente ocho horas en ese mural. Cuando tuve la oportunidad de hablar con ellas, estaban todavía emocionadas de ver su imagen en las calles, no lo podían creer. Nos han mostrado a todo el país que son mujeres guerreras.

En otros dos espacios libres dejados por viejos anuncios, de noche y sobre una escalera retráctil, plasmó al equipo de gimnasia rítmica –Julia Gutiérrez, Ana Flores, Kimberly Salazar, Adirem Tejeda y Dalia Alcocer– y triatlón –Rosa Tapia, Lizeth Rueda, Aram Peñaflor y Crisanto Grajales–, como si el Periférico, uno de los circuitos principales de la ciudad, fuera un museo al aire libre.

“En el mural de gimnasia rítmica decidí incluir una frase (‘Que tu pasión sea tu motivación’) con la que intento darle visibilidad a todo ese esfuerzo”, comparte. “Es la primera vez que México participa en este deporte y yo quería que todo el mundo las conociera. El otro es igual de inspirador. Lo titulé ‘Ollin’, que en náhuatl significa movimiento y define el dominio que tienen los triatletas en varios deportes, su condición física y resistencia a diferentes pruebas. Nunca se habían visto este tipo de intervenciones en las avenidas”.

Si la Sobse establece las temáticas y lineamientos de las pinturas monumentales, la mente de Lize-tte es el hogar y su esplendor. Las 35 piezas dedicadas a los atletas olímpicos fueron entregadas el pasado 12 de julio y se ubican en los cruces con calzada Legaria y las avenidas Ejército Nacional y Conscripto, además de Periférico Norte, lugares donde la cotidianidad se tropieza con nuevas realidades. Cuando entré al proyecto no sabía utilizar un aerosol, era una autodidacta con conocimientos básicos. Comencé a intervenir las calles desde los 19 años, ahora tengo 26 y mi vida está dedicada al arte.

Desde su instauración en 2020, el patrimonio artístico y visual de la urbe se ha enriquecido con mil 570 murales en más de 200 mil metros cuadrados, según la Coordinación de Áreas Verdes y Espacios Públicos de la Dirección General de Servicios Urbanos y Sustentabilidad de la Sobse. Los Juegos Olímpicos son un apapacho, ese aliento y alegría que sólo el arte nos puede brindar, señala la mexicana, cuyos trazos se han expandido por diferentes sitios de la ciudad y del estado de México, casi siempre pintando el rostro de alguna mujer valiente.

Se dice que el arte es igual a la libertad, hoy las mujeres ya no somos las musas, sino las artistas. El arte es revolución.