Opinión
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L

a oportunidad de opinar es un derecho que, aunque intrínseco en los seres humanos, con la autorrestricción se convirtió de manera generalizada en un escudo protector ante las posibles represalias de aquéllos aludidos. Así ha funcionado a lo largo de la historia y en cualquier ámbito cultural.

Y, como señala Eduardo Camarena, famoso personaje de las redes sociales, en su programa La verdad duele, los logros del presente gobierno están allí y se pueden comprobar.

Sin embargo, la opinión también tiene sus bemoles. Quienes exigen el derecho a ejercerla, consideran que, verdad o mentira, cada quien puede defenderla por el hecho de ser un derecho sagrado y un incalculable valor democrático.

Hemos recibido en este espacio de La Jornada mensajes a favor y también en contra de lo que aquí hemos opinado a lo largo de varias décadas. Algunas acusaciones son infundadas, por supuesto, como la afirmación de que somos un espacio pagado por el gobierno federal. Otras más bien nos estimulan a seguir buscando esta comunicación con quienes nos siguen a través de la sección Opinión. A todos y todas agradecemos sus comentarios.

Hasta el momento, podemos asegurar que nunca hemos rehuido a las críticas. Todo lo contrario; por ejemplo, el señor Rivas (omitimos nombre completo por discreción) asegura en su mensaje del pasado domingo 7 que la defensa del obradorismo que llevamos a cabo en este espacio carece de objetividad. Asegura que criticamos las mentiras de los capitalistas, pero obviamos las de nuestro mesías, las cotidianas y las más graves.

Por ejemplo, en cuanto a salud, en efecto, el presidente Andrés Manuel López Obrador ha expresado su deseo de que el pueblo de México cuente con un sistema mejor que el de Dinamarca. Al respecto, no sabemos si nuestro país tiene las condiciones socioeconómicas o geográficas para que un modelo de atención médica (el cual no conocemos) logre emular al de ese país europeo. Lo que sí podemos decir es que la atención médica y de salud preventiva en este sexenio ya es universal. Cualquier persona puede recibir consulta, tratamiento y seguimiento con sólo acudir a cualquiera de las clínicas ya establecidas o de reciente construcción.

El beneficio que se obtendrá será un paso significativo, deseado y por el cual millones del gremio de la salud han luchado por alcanzarlo. Es un logro revolucionario. Recordemos que toda transición lleva diversas etapas para consolidarse. El sistema de salud que hemos padecido a partir del asalto del neoliberalismo en nuestro país ha causado estragos, decesos injustificados y una gran decepción de aquellos proyectos posteriores a la Revolución Mexicana.

Y, así, punto por punto, podemos ir analizando qué pasa cuando las mentiras circulan en calidad de críticas objetivas sin detenerse a observar los enormes daños que el sistema depredador capitalista ha ocasionado. No sólo en el área de la salud, más bien en todos los ámbitos de la vida nacional.

Otro punto interesante en cuanto a las mentiras que supuestamente ha dicho el Presidente es el relacionado con la disminución de la violencia y la cantidad de fallecimientos por crímenes. Ahí están las estadísticas, se pueden revisar, analizar, probar, o incluso cuestionar, pero son la imagen de lo que pasa en el país.

Si bien las estadísticas sólo son un acercamiento a la realidad, sirven como una importante guía para evaluar la utilidad de los programas que se estén aplicando. Por decreto, ninguna patología social disminuye así como así.

En el caso de la violencia criminal, ésta puede disminuir, como se ha comprobado, controlando la compra de armas, respetando acuerdos para no vender clandestinamente armamento de alto poder a grupos de delincuentes del país. Estos son pasos importantes que se han logrado. Todavía no lo suficiente, pero ya comenzó esta pesada y costosa batalla.

Se quiera reconocer, o no, gracias a la ejecución de la política oficial para disminuir desde su raíz las causas de la pobreza (principal semillero de violencia de todo tipo), la criminalidad va disminuyendo.

Aunque la disminución de los actos criminales no ha sido espectacular, negarla resulta tan dañina como sembrar la incredulidad y el temor a través de la mentira. El país sí puede recuperar la paz interna, así lo han manifestado los millones de personas que dieron su voto de confianza al próximo gobierno.

Los pasos que siguen serán definitivos para consolidar un sistema de justicia que ayude a la disminución de todas las posibles enfermedades sociales. De esa manera la incredulidad de quienes opinan que nada ha cambiado y de que todo lo que ha realizado el actual gobierno es una mentira, también disminuirá.

Por cierto, en cuanto al concepto mesías, ni católico ni judío. El mandatario de la 4T no es ese personaje que vendrá. Como luchador social, surgió, se formó a lo largo de los años de intensa lucha y, finalmente, llegó. Se convirtió en Presidente de México y cumplió los 100 puntos que prometió a la nación.

* Colaboró Ruxi Mendieta

X @AntonioGerhens