Con la tranquilidad de que en las pasadas elecciones el pueblo le dijo a la oposición: ¡Tómenla! ¡Tengan para que aprendan!, el presidente Andrés Manuel López Obrador aseveró que se retirará sin preocupaciones. E ironizó: Imagínense si hubiese sucedido otra cosa. ¡Ay, nanita!

El 1º de octubre, continuó, entregará la banda presidencial a “una mujer preparada, con experiencia, sensible y honesta (…) que tiene las dimensiones de una giganta”: Claudia Sheinbaum Pardo, su compañera de movimiento.

En vísperas del relevo presidencial, por enésima ocasión se lanzaron preguntas al mandatario federal sobre el que considera que será su legado y lo que dejará al país su gobierno, ante lo que reiteró que son varios los factores que le brindan satisfacción, pero tres en particular: que se redujo la pobreza, que el pueblo tomó consciencia y que México tendrá la primera presidenta de su historia.

Antes de adentrarse en el análisis político, destacó que el Instituto Nacional de Estadística y Geografía mostró que se ha dado una reducción de la pobreza en lo que va de su administración.

Tengo las convicciones de ayudar a los más necesitados, de que contamos con el equipo, supimos cómo hacerle.

Uno más de los elementos que le brindan satisfacción, fue el despertar de la gente.

“El que se haya exaltado la importancia del pueblo como actor principal en la vida pública. Y que por el racismo y el clasismo un grupominoritario no lo aceptara o no lo acepte, y viene una elección (del 2 de junio) y se confirme que sí el pueblo es mucha pieza, y que ellos tienen una mala concepción de lo que es el pueblo, que los obnubila y hace un mes 10 días: ‘¡Tómala! ¡Tengan para que aprendan!’ Pues es importantísimo”.

Cuando la mentalidad del pueblo cambia, subrayó, cambia todo. Y ese es el proceso que se está viviendo en México, es importante.

La tercera satisfacción es que lo relevará en el cargo una mujer. Y desestimó las voces que insisten en que él podría aconsejarla. Por el contrario, sería a la inversa: Ella es la que me puede dar consejos.

Podría entregarle ahora mismo la estafeta a Sheinbaum, pero se debe esperar a los tiempos políticos. A que termine, son dos meses 20 días. Ella fue lo mejor que le pudo pasar a nuestro país. Conozco el país, conozco los todavía grandes graves problemas nacionales, y sé que ella tiene las dimensiones, es una giganta, y seguirá impulsando el desarrollo con justicia. Ya tiene sus proyectos, ya está terminando de conformar su equipo, muy bueno.

Agregó que el 1 de septiembre dará su último informe de gobierno en el Zócalo de la Ciudad de México.'

Augurando el inminente futuro de todo ser humano, expuso que su único deseo es que en su epitafio se grabe sólo una palabra: ¡Gracias!