El novelista albanés falleció ayer a los 88 años // Su monumental obra se ha traducido a 40 idiomas
Martes 2 de julio de 2024, p. 3
Tirana. El escritor albanés Ismail Kadaré, fallecido ayer a los 88 años, construyó una obra monumental utilizando la literatura como instrumento de libertad bajo la tiranía comunista de Enver Hoxha, una de las peores dictaduras del siglo XX.
Kadaré sucumbió a una crisis cardiaca, indicó el hospital de la capital albanesa. Llegó sin señales de vida
y los médicos le hicieron un masaje cardiaco, pero murió hacia las 6:40 horas
, precisó.
Etnógrafo y novelista sarcástico que alternaba lo grotesco y lo épico, Kadaré exploró los mitos y la historia de su país para disecar los mecanismos del totalitarismo, un mal universal. Su obra ha sido traducida a más de 40 idiomas.
Albania vivió durante décadas bajo la dictadura de Enver Hoxha, una de las más cerradas del mundo.
El infierno comunista, como cualquier otro infierno, es asfixiante
, declaró el escritor en una de sus últimas entrevistas, en octubre.
Pero en la literatura, eso se transforma en una fuerza vital, una fuerza que te ayuda a sobrevivir, a vencer con la frente muy alta a la dictadura
, sostuvo.
La literatura me dio todo lo que tengo, fue el sentido de mi vida, me dio el coraje de resistir, la felicidad, la esperanza de superar todo
, explicó, ya debilitado, desde su casa de Tirana, la capital albanesa.
Desilusión
Tras la ruptura con el régimen comunista de Tirana, Kadaré dejó Albania en octubre de 1990 y obtuvo asilo político en Francia.
En el momento de su partida de Albania, su disidencia y desilusión
del comunismo habían sonado como un trueno por provenir de un escritor considerado gloria nacional, el único que había logrado poner en el mapa a la literatura de aquel pequeño país cerrado al resto del mundo.
Relató la ruptura en Primavera albanesa y en su desencantada autobiografía Invitación al taller del escritor (1991).
La verdad no está en los actos, sino en mis libros, que son un verdadero testamento literario
, dijo alguna vez el novelista más famoso de los Balcanes, recurrentemente citado entre los candidatos al Premio Nobel de Literatura.
Nacido el 28 de enero de 1936 en Gjirokaster, en el sur del país, Ismail Kadaré hizo sus estudios en Tirana y luego en el Instituto Gorki de Moscú. Evocó aquellos años de aprendizaje en El ocaso de los dioses de la estepa (1978).
Una de las novelas que lo hizo famoso fue El general del ejército muerto (1965), episodio tragicómico de la Segunda Guerra Mundial, que cuenta la historia de un general italiano que viene a buscar los restos de sus soldados.
Evoca luego la ocupación otomana en Los tambores de la llu-via (1970), en El nicho de la vergüenza (1974) y en El puente de tres arcos (1978). La ocupación italiana es abordada en Crónica de piedra (1970). Otras obras se inspiran en tradiciones y leyendas albanesas.
La Historia, aplanadora del individuo
Autor de poemas, escribió además varios ensayos, incluyendo uno sobre la tragedia griega: Esquilo, el gran perdedor (1985). Tras El gran invierno (1973), que contaba la ruptura entre Tirana y Moscú, El concierto (1992) es una obra polifónica, a la vez épica, heroica y grotesca, sobre el divorcio de China y Albania, también abordado en El palacio de los sueños (1976).
Siguen La pirámide (1988), parábola sobre un proyecto faraónico, La gran muralla (1993), La sombra (1994) y El águila (1995). En 1998, Kadaré publicó Tres cantos fúnebres por Kosovo, breve elegía en prosa que se lee como un cuento moral.
Sarcástica, La cena equivocada (2011) se presenta como una fábula en la que se mezclan lo trágico y la farsa para desnudar los mecanismos absurdos de una Historia como aplanadora de destinos individuales en función de los caprichos de un tirano paranoico.
Fiel a la idea que tiene del papel del escritor, Kadaré publicó en 2013 La discordia, reflexión del alcance universal a partir del caso albanés. Si nos pusiéramos a buscar el parecido entre los pueblos, lo hallaríamos sobre todo del lado de los errores
, expresó en su momento.
Kadaré fue electo en 1996 miembro extranjero asociado de la Academia de Ciencias Morales y Políticas de Francia. Entre otros premios recibió en 2009 el Príncipe de Asturias y en 2015 el Jerusalén.