Morena: del silencio al oportunismo
a pregunta es: ¿cómo, con quiénes y cuándo se dará a conocer el gabinete del próximo Gobierno de la Ciudad de México?
Aunque el asunto no ha despertado mayores inquietudes, ya hay algunos que se suponen con el boleto en la mano y platican a quien les quiera oír que ocuparán un lugar en el equipo de mando.
Curiosamente, quien está a cargo de Morena en la Ciudad de México, Sebastián Ramírez, no pretende ocupar un lugar en el grupo de gobierno, ya sea porque no lo han llamado o porque se convirtió en un elemento tóxico para Morena y no se le acepta en ningún lado.
Sea como fuere, el joven político busca aguas federales y deja en manos de quien-sabe-quien las riendas del partido que, a querer y no, hoy es amasijo de contradicciones que deberán concluir cuando se dé a conocer la lista de los miembros del gabinete.
Morena necesita una limpia, una limpia a profundidad para no morir de las infecciones múltiples que le trajo la campaña por la jefatura de Gobierno. La estrategia Cruz Verde
(un servicio de ambulancias que recogía y llevaba al Rubén Leñero a cualquiera que por la causa que fuera estuviera postrado en la calle) era clara: hacer acopio de gente que pudiera ganar la elección y luego votar a favor de los proyectos de la 4T.
No importaba la calaña, lo trascendente era que pudieran votar. No, no se trataba de gente pensante, es decir, no era ni es un requisito para entrar al organismo tener una mente brillante; se trata de que voten lo que se piensa y se planea en otros lados, así que nadie se espante por el asunto.
Y en esa estrategia se coló mucha gente que nada tendría que hacer en Morena o en cualquier otro organismo que se pueda llamar de izquierda. Esos ya están ahí, pero muchos más aspiran a lograr algo en los gobiernos que inician, y esos son muy peligrosos.
Por eso, al quedar en claro quien va a gobierno, quien a las alcaldías y quienes otros a los diferentes puestos que la burocracia de la ciudad requiere, los que no hallen lugar deberán salir del partido de inmediato.
Que nadie se espante si mañana se sabe de algún grupo morenista que decide engrosar las filas de Movimiento Ciudadano, por ejemplo, y serán los mismos que fracasaron en su idea de colarse a los puestos de gobierno que reclamaban como suyos.
Pero Morena debe hacer lo suyo. Es decir, una limpia urgente. Pocos pueden gobernar sin el apoyo de su partido político. Lo hizo Claudia Sheinbaum y antes López Obrador, pero hoy se requiere de un Morena sin traidores. Hay tiempo suficiente para hacerlo antes de la siguiente elección.
Así las cosas, aunque los sucesos corran paralelos, la limpia en Morena y la lista de funcionarios del gabinete del Gobierno de la Ciudad de México son condiciones que podrán hacer que el pavimento del segundo piso de la 4T no se parta a la mitad de camino.
De pasadita
La ciudad está convertida en absoluto caos mientras los gobernantes actuales gozan de tranquilidad.
Nos referimos, desde luego, a las calles de la capital de la República, donde los hoyos en el asfalto cada vez son más insaciables por grandes y profundos, donde los motociclistas se adueñaron del arrollo vehicular y lo mismo asaltan que matan o que se meten entre los autos y camiones sin que ninguna ley o autoridad se los impida.
Pero nadie tampoco puede con los bicicleteros, que usan las calles para circular en sentido contrario o sobre camellones, o pasan a toda velocidad encima de las banquetas. Y qué decir de los camiones de basura, que estacionan sus unidades a la mitad de la calle sin que nadie haga nada. El transporte ha sido una debilidad del gobierno desde hace rato, pero ahora empeoró. ¿Qué pasa?