Buenos Aires., Famosos por sus extensos campos de ganado y sus asados, los argentinos están consumiendo la menor cantidad de carne bovina jamás registrada, debido a una inflación cercana a 300 por ciento y una recesión que ha obligado a los comensales a apretarse el cinturón. El consumo de carne vacuna ha bajado casi 16 por ciento en lo que va del año, en una nación donde los cortes son una parte esencial del tejido social, junto al futbol y el mate. Datos recientes muestran que este año los argentinos consumieron carne de res en alrededor de 44 kilogramos per cápita por año, una brusca caída frente a los 52 kilos del año pasado y los 100 kilos de la década de 1950. La pobreza ha aumentado y obligado a las familias a reducir el consumo de alimentos básicos como carne, leche y verduras para volcarse a productos más baratos como la pasta.

En las tierras agropecuarias, los ganaderos están sintiendo la presión. La baja del consumo es preocupante, dijo Luis Marchi, de 48 años, ingeniero agrónomo y tercera generación al frente de una empresa agraria familiar que produce granos y ganado.

El consumo de carne viene bajando bastante fuerte este último tiempo, y culpa a la inflación.