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Se impone 3-2 y México cierra preparación con dos derrotas

Gol agónico de Endrick y Brasil saca la victoria sobre el Tricolor
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▲ El brasileño Gabriel Martinelli (22) al momento de marcar su gol, el segundo en ese momento para la escuadra sudamericana, que finalmente se llevó la victoria ante los mexicanos.Foto Ap
 
Periódico La Jornada
Domingo 9 de junio de 2024, p. 9

Brasil es el país de la samba y el jogo bonito, el de los cinco títulos mundiales que conquistaron legendarias estrellas como Garrincha, Pelé, Sócrates y Ronaldo. Tan acostumbrado a ser una orquesta, pocos pueden embarcarse en la aventura de competir con su estilo. México lo intentó ayer en su último duelo amistoso rumbo a la Copa América 2024. Y aunque la Canarinha ya no practica el futbol de ensueño de los años 70, su relación con el arte hizo caer al representativo tricolor (3-2) en el estadio Kyle Field, en Texas.

Aun sin sus figuras más representativas, los brasileños emergieron como un rival especialmente sólido. Jugaron un rato, espera-ron otro poco, pero jamás renun-ciaron a contradecir su talento y la idea de su entrenador. El desencanto del Tricolor, mucho más desorientado y con una alineación distinta a la que cayó el miércoles ante Uruguay, quedó al descubierto tras sus primeras pinceladas. Lo que empezó con un saque desde el centro del campo, el delantero del Arsenal, Gabriel Martinelli, estuvo a punto de convertirlo en gol en la primera acción a los 20 segundos que tuvo frente al portero Julio González.

La imagen se reprodujo en las pantallas del estadio y con ello sobrevino la mejor versión de Brasil. Rodeado de tres defensores mexicanos –Edson Álvarez, Israel Reyes y Johan Vásquez–, el mediocampista del Fulham, Andreas Pereira, se abrió paso por el área grande con los pies llenos de samba y cruzó su remate sobre González, para el 1-0 en apenas cinco minutos. Si el jogo bonito fue el paraíso prometi-do de este deporte, lo poco que queda de él marcó la distancia que existe entre ambos equipos. El Tricolor necesitó hacer tiempo para ordenarse. Se consoló con mantener el 1-0 hasta el descanso, para encontrar alguna respuesta en el vestidor.

Cuando todo parecía comenzar de nuevo, Martinelli corrió por el centro, siguió cada movimiento del lateral Yan Couto en su escapada por la derecha y, una vez ubicado en el área chica, sólo tuvo que empujar la pelota al recibir un pase retrasado (54). Fue como ver el resurgimiento de la vieja escuela de la Canarinha, abriéndose nuevas vías para la estética y mostrando las posibilidades de una fuerza colectiva más que individual. Lejos de admirar el juego desde las gradas, los miles de aficionados que se dieron cita en el campus de la College Station se unieron para expresar su descontento con el nivel de la selección mexicana mediante el grito discriminatorio, lo que activó dos veces el protocolo de la FIFA.

Con una visión fragmentada de lo que pretende a futuro y lo que ocurre en la realidad, Lozano recurrió a las pocas variantes que dejó en la lista de remplazos. El colombiano-mexicano Julián Quiñones y Guillermo Martínez, referentes en ataque de América y Pumas, salieron al rescate de una noche que sugería un desenlace por goleada. Quiñones acercó al Tri con un remate a segundo poste (73), mientras Martínez, luego de un cabezazo al poste en una jugada de táctica fija, emparejó de forma dramática los cartones gracias a una media vuelta que dejó atónitos a los zagueros de Brasil (90+2).

El empate era una sorpresa, pero también un castigo para el dominio de Brasil. Fue entonces cuando México cometió su peor error. Nunca subestimes el corazón de un gran campeón, advirtió alguna vez el coach de los Rockets de Houston, Rudy Tomjanovich, y el brasileño Endrick Felipe se encargó de ratificarlo con el 3-2 en tiempo de compensación (90+6). Sin más ensayos previos a la Copa América, Lozano y sus dirigidos llegarán con un par de derrotas dolorosas ante los principales aspirantes a ganar el trofeo.