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Alborada roja magisterial
T

ras las rejas que resguardan las ventanas del local de Morena, Mario Delegado se atrinchera con cara de terror. Mira apanicado a los maestros que lo encerraron en sus oficinas. Trata inútilmente de negociar. Los manifestantes no le creen.

Es el agravio que flota a flor de piel. Uno de los profesores evoca: Hay que recordarte cuando votaste la reforma [educativa]. Nosotros sí tenemos memoria. En ese momento, sus compañeros corean: Esos son, esos son, los que chingan a la nación.

La acusación es cierta. Como senador del PRD, a finales de 2012 e inicios de 2013, Delgado se puso a las órdenes de Claudio X. González para aprobar la reforma educativa de Peña Nieto. Según el empresario, el 12 de diciembre de 2012 el senador le llamó jubiloso para contarle que la nueva legislación se había aprobado con su voto a favor.

La historia sigue. Como prometer no empobrece, el 13 de septiembre de 2018, ya como diputado de Morena, Delgado se envolvió en la bandera magisterial y anunció: Se va a echar abajo la reforma educativa y no va a quedar ni una coma. Mentira. La nueva legislación educativa aprobada por la 4T, no sólo conservó las comas, sino párrafos completos del viejo texto, y, sobre todo, su corazón ­neoliberal.

Para tratar de evitar la consumación del atropello con un albazo legislativo, en 2019 los maestros bloquearon las entradas de San Lázaro y el Senado. Delgado intentó tomarles el pelo. Les dijo que en la nueva ley se incluiría un artículo transitorio especificando que sus derechos estarían en el apartado B del artículo 123 constitucional, pero lo sustantivo de las relaciones laborales, la admisión, promoción y reconocimiento, se regularían en una ley secundaria del tercero constitucional (dedicado a lo educativo).

Se metió así a los trabajadores de la educación a un régimen laboral de excepción, similar al de Peña. Se les encerró en el corral de la Unidad del Sistema para la Carrera de las Maestras y los Maestros (Usicamm), que los afecta gravemente. Por ejemplo, un maestro que quiere cambiar de centro de trabajo debe esperar al menos dos años para hacerlo. La promoción vertical está llena de obstáculos (hasta el punto de hacerlas casi una quimera), mientras las promociones horizontales están casi limitadas a la jubilación de otros profesores. Por eso, el magisterio democrático exige la derogación de la ley de Usicamm. Están hartos de no tener un horizonte para mejorar profesionalmente.

El 15 de mayo, días antes de la visita de cortesía a las sedes de los partidos políticos, la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) se fue al paro indefinido e instaló su plantón nacional en el Zócalo. Lo hizo el Día del Maestro, mientras Alfonso Cepeda, líder charro del SNTE y candidato a senador por Morena, comía en Palacio Nacional, en una celebración a la que la CNTE se negó a ir.

En una redición de la Batalla de las Termópilas, el 19 de mayo, los profes resistieron con valor y entereza la acometida de las huestes de la marea rosa, que pretendieron desplazarlos violentamente de su campamento. Les soltaron con rabia y desprecio todo tipo de insultos racistas: nacos, porros, indios, prietos, gordos, burros. Inventaron falsamente que funcionarios públicos pidieron a la coordinadora que ocupara la plancha. Especialmente las maestras pusieron el cuerpo por delante. Entre jaloneos y empujones, les recordaron a los rosas que Claudio X. González y los partidos del Pacto por México buscaron imponer a sangre y fuego la reforma educativa de Peña. Notable fue también la vuelta al aeropuerto capitalino de los maestros rojos de la novena, que en esta etapa han irrumpido masivamente.

Las protestas actuales son producto de un acumulado de movilizaciones magisteriales durante este sexenio y de la falta de respuesta a sus demandas. Ejemplos: en enero de 2019 explotó una potente movilización de docentes michoacanos (https://shorturl.at/D2MSM). En febrero de 2021, emprendieron la Caravana por la Estabilidad Laboral y Salarial de Lázaro Cárdenas a la Ciudad de México. En noviembre de 2022, se instaló en el Zócalo un plantón de los guerrerenses que llegó a la capital desde Chilpancingo, al grito de: ¡Mentira, no es cierto, nada está resuelto! (https://shorturl.at/H9cHy). El 17 de septiembre de 2023, mentores de Chiapas marcharon hacia la Ciudad de México. El polvorín del sureste venía de mucho atrás (https://shorturl.at/H4zfc).

Tras casi cuatro años de no atenderlos, el Presidente volvió a dialogar con la CNTE en palacio. Sin embargo, la solución a sus demandas se diluye en prolongadas mesas que no resuelven los asuntos ­sustantivos.

Además de la abrogacion de una reforma educativa que limó las espinas más filosas del erizo neoliberal pero mantuvo intacto su espíritu empresarial, hay otras demandas sin resolver.

Los maestros son en realidad pobresores. Su salario equivale (con todo y aumento) apenas a 2.3 salarios mínimos. En 2012 era de 4.5 salarios mínimos. En los hechos, a lo largo de este sexenio, descontando la inflación, sus percepciones se han incrementado sólo 0.3 por ciento. El gasto destinado a su formación continua es de sólo 96 pesos anuales por profe.

Demandan la abrogación de la Ley del Issste de 2007, sin Afore ni UMA. La pensión de los jubilados se ha encogido 35 por ciento. Exigen el regreso a un régimen de pensiones solidario, que les permita retirarse con 100 por ciento de su salario.

La alborada roja magisterial pudo evitarse de haber atendido en su momento los reiterados llamados de la CNTE a negociar. También, si las autoridades no hubieran subestimado la capacidad de movilización, convocatoria y determinación para la lucha de los pobresores. Su consigna de gobierne quien gobierne, los derechos se defienden, no son sólo palabras. Ojalá pronto se alcancen acuerdos.

Twitter: @lhan55