Lunes 27 de mayo de 2024, p. 23
Melbourne. Los equipos de emergencia de Papúa Nueva Guinea proseguían ayer las labores de rescate para encontrar sobrevivientes, después de que un deslizamiento de tierra arrasó la madrugada del viernes pasado seis aldeas en la región septentrional del país del Pacífico y se teme que habría dejado más de 670 muertos.
La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) informó ayer que unas mil 250 personas habían sido desplazadas por el deslizamiento en la provincia de Enga. Más de 150 casas quedaron sepultadas y unas 250 fueron abandonadas.
El secretario de general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, envió un mensaje de solidaridad al pueblo y gobierno de Papúa Nueva Guinea en el que dijo estar profundamente triste por la pérdida de cientos de vidas
.
Al menos 670 personas habrían muerto en la devastadora avalancha de tierra, informó ayer Serhan Aktoprak, jefe en el país de la OIM.
La situación es terrible, la tierra sigue deslizándose. El agua corre y esto supone un gran riesgo para todos
, alertó Aktoprak.
Las casas están enterradas bajo unos ocho metros de tierra. Así que hay muchos escombros que atravesar
, detalló Justine McMahon, directora de Care International en el país, a la cadena de televisión ABC.
Las imágenes que se difunden en las redes sociales por los aldeanos y los equipos de medios de comunicación locales muestran a la gente trepando por rocas, árboles arrancados y montones de tierra en busca de sobrevivientes, indicó la agencia de noticias Reuters.
Las cuadrillas de rescate perdieron la esperanza de encontrar personas con vida.
En tanto, la violencia tribal complica los esfuerzos de ayuda en el sitio, subrayaron ayer rescatistas, en medio de las labores de búsqueda.
En este contexto, Aktoprak indicó que los combates tribales estallaron a lo largo de la única ruta que conduce a la zona de desastre.
Aclaró también que la violencia no está relacionada con el deslizamiento
y comentó que las fuerzas armadas del país brindan escoltas de seguridad
para permitir el paso seguro de las caravanas de ayuda.