Miércoles 22 de mayo de 2024, p. 10
La desaparición de mujeres en México ha ido en aumento desde 2006, pero en 2023 alcanzó su cifra más alta, con 2 mil 774 casos, de acuerdo con datos oficiales, aseveró Silvia Chica Rinckoar, directora del Instituto Mexicano de Derechos Humanos y Democracia (IMDHD).
Cabe destacar que además, según el Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas, 2023 se colocó como el año con más reportes de este tipo, al sumar 10 mil 303, de los cuales 7 mil 681 son de hombres.
Chica Rinckoar advirtió también que en 2024 se podrían superar los 3 mil registros de mujeres desaparecidas, de continuar la tendencia, ya que de enero al 16 de mayo pasado sumaban mil 468.
En conferencia de prensa, expuso que las entidades con más féminas desaparecidas, de 1952 a 2024, son el estado de México (5 mil 188), Tamaulipas (2 mil 807), Jalisco (2 mil 254), Ciudad de México (2 mil 59) y Nuevo León (mil 739).
Apuntó que particularmente en el estado de México la situación no cesa
, pese a que en 2019 fue declarada la segunda alerta de violencia género contra las mujeres, en este caso por desaparición; la primera fue en 2015 por feminicidios.
A su vez, Séverine Durín, especialista del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, alertó sobre las desapariciones de mujeres en Nuevo León, ya que mientras en 2010 por cuatro hombres desaparecidos había una fémina en esa condición, a partir de 2018 pasó a dos varones por una mujer.
En cuanto al perfil de las víctimas, explicó que en el caso de los hombres, los que más desaparecen están entre 20 y 40 años de edad, mientras las mujeres más vulnerables son las adolescentes.
Al presentar una investigación en la materia, detalló que tras analizar 101 cuestionarios que respondieron personas que fueron víctimas de desaparición, y entrevistar a 31 de ellas, advirtió que todas habían vivido de alguna manera una situación de violencia antes y/o durante el tiempo que duró la desaparición.
Respecto a las adolescentes, indicó que algunos de los factores que las hacen vulnerables son la violencia estructural y de género, agresiones en el hogar y enganchamiento
para algún tipo de explotación.