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EU: superan 10 mil las protestas sociales contra la guerra en Gaza
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▲ Manifestación en favor de Palestina, ayer en Detroit, Michigan. Mientras, el presidente Joe Biden hablaba en la antigua universidad de derechos civiles Martin Luther King Jr.Foto Afp
Corresponsales
Periódico La Jornada
Lunes 20 de mayo de 2024, p. 25

Washington y Nueva York., Estudiantes, maestros, agrupaciones comunitarias, sindicatos y coaliciones de activistas musulmanes, judíos y cristianos han organizado más de 10 mil acciones de protesta en demanda de un cese el fuego y, en otros casos, también por frenar la asistencia militar estadunidense (de 3.8 mil millones de dólares anuales más otros 14 mil millones de dólares en fondos de emergencia) a Israel y la desinversión en empresas que lucran o que tienen negocios ligados a Israel y su guerra a lo largo de los últimos siete meses.

“Un elemento del movimiento… es la ampliación y permanencia de acciones ya rutinarias –manifestaciones o vigilias mensuales, semanales o aun diarias– que suman a cientos de eventos cada semana”, explica Jay Ulfelder, director de programas del Nonviolent Action Lab en la Universidad Harvard, que contabiliza y evalúa las protestas. En un comentario de su programa, señala que estas acciones repetitivas típicamente captan poca atención de los medios, pero son un indicador importante del significado y permanencia de un movimiento. Estas acciones involucran a un número reducido de personas, pero, como te dirán organizadores y participantes, pueden tener un impacto mayor sobre la política local y regional que persiste por años.

El jueves y el viernes pasados, la policía de nuevo ingresó al MIT, en Cambridge, y la Universidad de California en Irvine para arrestar aún más estudiantes y desmontar plantones en preparación para las ceremonias académicas de fin de año. Como siempre, las imágenes de enfrentamientos con uso de fuerza que tanto se reportan en los medios a veces ignoran el hecho de que, como reporta el Nonviolent Action Lab, han sido abrumadoramente no violentas. De hecho, hemos visto más violencia dirigida a la gente protestando a favor de la liberación palestina o contra el genocidio que la que hemos visto de ellos, comentó Ulfelder.

Las consecuencias de las decisiones de rectores y autoridades académicas de reprimir a sus propios estudiantes e invitar a la policía a ingresar a sus planteles ha nutrido la disidencia dentro de sus instituciones que continúa manifestándose en las ceremonias de fin de año. El autor Colson Whitehead, Premio Pulitzer, anunció que canceló su discurso de graduación este domingo en la Universidad de Massachusetts en Amherst en protesta por la decisión de la institución de invitar a la policía a desmantelar los plantones. En la Universidad de Columbia, en Nueva York, el gremio de profesores votó no confianza de la rectora, en esencia pidiendo su renuncia por su manejo de las protestas de los estudiantes y las acciones policiacas que solicitó. En la Universidad de California del Sur (USC), se censuró al rector por actuar contra manifestantes pacíficos. El gremio de los 48 mil trabajadores académicos del sistema de la Universidad de California aprobó autorizar una posible huelga en protesta contra la respuesta violenta de las autoridades a los plantones estudiantiles.

La represión en algunas sedes llevó a nuevas acciones en el mismo lugar o en otros campus. En la Universidad New School en Nueva York, después de que la policía arrestó estudiantes y desmantelo un plantón, los alumnos han ocupado otro edificio sobre la Quinta Avenida, ahora acompañados de profesores.

Las acciones estudiantiles persisten en las ceremonias del fin del año escolar y de graduación. Escenas de alumnos subiendo a escenarios para recibir sus diplomas sacando un cartel contra la guerra, una bandera palestina, una mascada palestina y más se han repetido en el país, a veces ante abucheos, pero frecuentemente con ovaciones y gritos de consignas por un cese el fuego.

Estas acciones, a pesar de represiones, siguen logrando algunos cambios. Por lo menos tres instituciones –Evergreen, en Washington, California State, en Sacramento, y Union Theological Seminary, en Nueva York, han aceptado las demandas por la desinversión en empresas ligadas al genocidio. La de Brown, la de California en Irvine y Occidental College han negociado con los estudiantes para acordar un calendario para evaluar si sus instituciones deben desinvertir sus patrimonios y por lo menos otras seis universidades han aceptado las exigencias de estudiantes de divulgar sus inversión es y seguir negociando la posibilidad de desinvertir.

Las administraciones de las universidades Rutgers, en Nueva Jersey, Northwestern, en Illinois, y Vassar, en Nueva York, han acordado extender becas a estudiantes palestinos desplazados por la guerra.

Fuera de las escuelas

Ulfelder agrega que aunque mucho del enfoque sobre las protestas ha sido sobre las acciones de los estudiantes, la mayoría de expresiones no se han realizado en los campus. De los más de 8 mil 600 arrestos que hemos registrado en protestas propalestinas a escala nacional desde el 7 de octubre, dos tercios han ocurrido fuera de las sedes.

Las protestas están obligando a entidades oficiales locales a pronunciarse contra la guerra. Los concilios municipales de Chicago y Seattle fueron entre los primeros que emitieron llamados públicos por un cese el fuego inmediato en Gaza. Se han sumado los concilios de Boston, Cleveland, Sacramento y Fayetteville (Carolina del Norte).

Pero a escala nacional, el liderazgo de ambos partidos –con excepciones notables como el senador Bernie Sanders– siguen criticando y hasta condenando las acciones y protestas de los estudiantes y de otros sectores disidentes de la política bipartidista de apoyo incondicional a Israel, desde el presidente Biden a líderes legislativos republicanos, a figuras como Hillary Clinton al ex presidente republicano Trump. Muchos repiten la fórmula de igualar la crítica al gobierno de Israel y el sionismo como expresiones antisemitas. Con ello, deciden ignorar que la abrumadora mayoría de las protestas en demanda de un alto a la guerra de Israel contra los palestinos no sólo no han sido contra judíos sino muchas incluyen o hasta son impulsadas por judíos, algo que enfurece a sionistas y que desbarata la narrativa oficial sobre el antisemitismo.

Lo más que intenten silenciarnos, más fuertes serán nuestras voces, afirma una manta colgada sobre un edificio del New School.