Porto Alegre. El número de muertos por las fuertes lluvias en el estado brasileño de Río Grande do Sul aumentó a 136, informó ayer la oficina de Defensa Civil local, 10 personas más que el reporte de antier, mientras que 125 individuos siguen desaparecidos.

Muchas personas ven la lluvia y están traumatizadas. Notamos el susto de la gente. Sabemos que cuando comienza la lluvia termina aumentando aún más, dijo Enio Posti, bombero de Porto Alegre capital, región todavía inundada.

Los meteorólogos pronosticaron más precipitaciones en el ya anegado estado brasileño de Río Grande do Sul, donde muchos de los damnificados son gente de escasos recursos y con pocas opciones de marcharse a zonas menos peligrosas.

Se prevé que durante el fin de semana caigan más de 15 centímetros de lluvia, lo que empeorará la situación, informó el Instituto Nacional de Meteorología brasileño en un reporte de antier.

Además, apuntó, existe una alta probabilidad de que se intensifiquen los vientos y aumente el nivel del agua en la laguna de los Patos, cerca de la capital estatal, Porto Alegre, y en sus alrededores.

Llegué aquí el lunes. Perdí mi departamento por las inundaciones, contó Matheus Vicari, un conductor de taxi de 32 años, en el albergue en que se aloja con su hijo.

Estado del tiempo distorsionado

Carlos Nobre, coordinador del Instituto Nacional de Ciencia y Tecnología para el Cambio Climático, enumeró causas científicas específicas ante estos sucesos naturales: un sistema de baja presión que, al ser bloqueado por otro, de alta presión, en el centro-oeste y sudeste del país, provocó que frentes fríos se mantuvieran en la región y provocaran lluvias históricas por un flujo de vapor de agua del Amazonas.

El calentamiento global agravó la situación: La atmósfera más cálida almacena mucho más vapor de agua, lo que alimenta episodios de tormentas más frecuentes e intensos vientos que generan desastres como este, señaló.