La ola de calor que se vive en el país provocó que 43 pasajeros con destino a Narita, Japón –entre ellos algunos que sólo harían escala para continuar a Hong Kong– quedaran varados la madrugada del 11 de mayo a un paso de abordar el vuelo AM058 de Aeroméxico. La compañía, en su área de comunicación, declinó dar información sobre cuántos vuelos y pasajeros han sido afectados por esta situación, así como los destinos en los que es más usual hacer ajustes por seguridad ante altas temperaturas.

Quince minutos antes de la hora de despegue prevista, el personal de Aeroméxico avisó a los afectados que no podrían abordar y se reprogramarían sus rutas. Argumentaron que las condiciones climáticas impedían volar con todos los pasajeros programados. Explicaron que en estas situaciones la última decisión de cuántas personas más pueden abordar un vuelo es del capitán, por un tema de seguridad, sobre todo en el despegue.

México suele registrar altas temperaturas entre marzo y julio. Para el periodo 2024, el Servicio Metereológico Nacional pronosticó cinco ondas de calor: una en marzo; otra en abril; dos en mayo y una en junio. Esto, sumado a la altitud de la Ciudad de México, hace recurrentes las afectaciones a vuelos y pasajeros que usan el Aeropuerto Internacional Benito Juárez, sobre todo en trayectos largos.

Eficiencia de motores

El calor reduce la eficiencia de los motores y aumenta el riesgo de sobrecalentamiento, debido a que se diseñan para operar en un rango de temperatura, explicó la Cámara Nacional de Aerotransportes (Canaero). También, entre más cálido el tiempo, se reduce la presión atmosférica, lo que afecta la altitud a la que pueden volar los aviones.

Durante el despegue, por ejemplo, los aviones deben generar suficiente sustentación para vencer la gravedad y elevarse; sin embargo, el aumento de temperatura reduce la densidad del aire, dificultando esta tarea crucial, explicó la Canaero.

Al dificultarse la elevación, los aviones requieren de más combustible, lo que plantea un dilema entre dejar pasajeros o reducir otro tipo de carga.

Además, la altitud de la Ciudad de México disminuye la densidad del aire, elemento esencial para que los motores de los aviones tengan la suficiente potencia para el despegue y que las alas generen la sustentación necesaria, explicó la Canaero.