Luego de tres semanas de retrocesos y ajustes en las bolsas de valores, las referencias macroeconómicas, como el PIB de Estados Unidos y el deflactor de consumo estadunidense, que se darán a conocer esta semana, podrían estabilizar a los mercados.

Pese a que estos indicadores macroeconómicos confirmarán que no se justifican bajas en las tasas de interés en Estados Unidos en el corto plazo, la economía de ese país seguirá creciendo en el primer trimestre de 2024, según analistas. En tanto, la inflación seguirá alta.

Los reportes financieros de las empresas tecnológicas van a cobrar relevancia por los beneficios que reportarán. El mercado aprende a convivir con eventos geopolíticos, salvo que haya desenlaces extremos.

El inicio de la temporada de resultados trimestrales en Estados Unidos ha tenido un sesgo positivo, lo que ha contribuido a una mayor cautela entre los inversionistas. Netflix, por ejemplo, superó las estimaciones de suscriptores, pero decepcionó con un pronóstico de ingresos menor al anticipado para el próximo trimestre. En la semana que comienza se espera un mayor flujo de reportes con los resultados de 159 empresas del S&P 500. La atención estará centrada en los números de Meta, Microsoft y Tesla, parte del grupo de las Siete Magníficas y en encontrar mayores indicios de que podrán sostener la expansión de sus utilidades.

La aversión al riesgo y la volatilidad se han incrementado en días recientes por cifras que apuntalan la expectativa de continuar con altas tasas de interés por un tiempo mayor al anticipado, así como por un escalamiento de las tensiones en Medio Oriente.

Por su parte, el dólar alcanzó máximos de cinco meses y el oro se disparó acercándose a niveles récord. Además, las preocupaciones por una inflación más alta se reavivaron tras el repunte de los precios del petróleo, con el Brent subiendo por encima de 90 dólares. Esta situación limitaría el margen de maniobra de los bancos centrales, estimaron analistas.

En el mercado cambiario, el peso mexicano fue la moneda más sensible a la coyuntura geopolítica al depreciarse en el intradía hasta 7 por ciento, a 18.21 por dólar, su mayor caída en más de cuatro años. Logró reducir el movimiento rápidamente, aunque se mantiene por arriba del nivel sicológico de 17 por dólar spot, según datos del Banco de México.