Después de casi cuatro años de su última visita a Palacio Nacional, viudas y familiares de los 63 mineros que permanecen sepultados en la mina de Pasta de Conchos –que operaba Grupo México en el momento de la tragedia, hace 18 años– se reunirán de nueva cuenta a finales de este mes con el presidente Andrés Manuel López Obrador.

En esta ocasión, asistirán a la sede del Poder Ejecutivo federal al menos una docena de viudas, ya que son las que acuden con regularidad a las reuniones quincenales con autoridades federales en las que se informa de los trabajos de rescate, en Sabinas, Coahuila, indicaron a este diario fuentes oficiales.

El encuentro forma parte del compromiso del presidente López Obrador, quien en enero pasado, durante su visita a la mina de carbón –donde constató los avances de las labores de rehabilitación–, acordó con las familias de los trabajadores fallecidos que se emitirá un decreto para que aunque finalice su sexenio se continúe con el rescate de los restos de los 63 mineros que quedaron atrapados en la mina Pasta de Conchos, el 19 de febrero de 2006.

Lo anterior es una de las principales preocupaciones de las familias, quienes pondrán sobre la mesa que se formalice y establezca una ruta clara para continuar las labores de rescate en la próxima administración.

En su momento, en conversaciones con este diario, los familiares de los mineros reprocharon la impunidad en que continúa Grupo México, de Germán Larrea, ya que sigue sin rendir cuentas ni asumir su responsabilidad; por el contrario, dijeron, ha aumentado su fortuna a costa del dolor de las familias.

Además, desde hace meses han manifestado su incertidumbre debido a que las labores de rescate se han visto suspendidas –como en noviembre de 2022– por incumplimiento de pagos a las empresas contratistas, lo que ocasionó retrasos en las obras.

La última vez que el presidente López Obrador se reunió con los deudos en Palacio Nacional fue en agosto de 2020, en el salón Tesorería, cuando recibió a familiares de 39 de los 65 mineros fallecidos tras la explosión del 19 de febrero de 2006.