Rodrigo Ímaz Alarcón (Ciudad de México, 1982) inaugura hoy Trópicos de la modernidad en la Celda Contemporánea de la Universidad del Claustro de Sor Juana.

Durante su juventud, Ímaz decidió no formar parte de las fuerzas básicas de un club de futbol debido a que no quería entregar mi libertad y mis piernas a una institución. Sin embargo, Ímaz logró entrelazar su carrera deportiva trunca con otra de sus grandes pasiones: el arte.

En el Museo de Arte Moderno (MAM), el artista expone desde hace unos días la instalación itinerante Tiro libre, en la que se muestran siete piezas de mármol con forma de balón ponchado, mientras en el Jardín Escultórico se colocaron –en distintos puntos– 100 esféricos desinflados, convertidos en cuencos de vida y receptores de la naturaleza.

Esta propuesta va más allá de sólo lo estético; se trata de una metáfora que entrelaza la vida y la muerte, reúne varios instantes de mi vida, además de que reflexiona sobre la importancia de la ecología en nuestro mundo contemporáneo, explicó el también cineasta en entrevista con La Jornada.

“La exhibición se articula por balones reciclados que convertí en recipientes de tierra con plantas. Estas piezas han transitado en distintos espacios, pero he añadido varios significados y conceptos.

La primera sede fue en el Palacio de la Autonomía de la Universidad Nacional Autónoma de México en 2022, durante el Mundial de Qatar, luego en la Casa del Libro de esa casa de estudios en 2023, posteriormente en el Centro Cultural España (también el año pasado), y en el Museo de Arte de Tlaxcala en 2024.

Cancha biodiversa y poética

En su texto introductorio a la exposición, el curador Fernando Gálvez de Aguinaga puntualizó que en esta ocasión Ímaz Alarcón alude “al rescate y consolidación del Bosque de Chapultepec como un importante pulmón verde en el valle de México.

Cada balón propone crear más parques, afianzar reservas ecológicas, concebir y conservar más áreas naturales, artísticas y deportivas por todo el país; reciclar los espacios públicos en jardines y apropiarnos del territorio con árboles, bibliotecas y museos, donde la naturaleza conviva con las creaciones del ser humano para armonizar nuestras vidas, restaurando y multiplicando el juego existencial en su potencial creativo: cada balón, una cancha biodiversa y poética.

Licenciado en artes visuales por la Escuela Nacional de Artes Plásticas de la UNAM y maestro en producción artística por la Universidad Politécnica de Valencia, en España, Ímaz Alarcón considera que el arte se tiene que acercar a la vida cotidiana, además de los museos.

“Tiro libre apela a la capacidad de adaptación; a encontrar otros tesoros artísticos. Cada uno de los balones que están repartidos a lo largo del jardín tiene vida. Algunas pelotas las recuperé del tianguis, de las canchas, otras las compré; lo que hice fue convertirlos en cuencos y después en macetas. Es una manera lúdica de establecer un diálogo simbólico entre artistas y espectadores”, concluyó.

La instalación Tiro libre se podrá visitar de martes a domingo de 10:15 a 17:45 horas en el Jardín Escultórico del Museo de Arte Moderno (Paseo de la Reforma, esquina Gandhi s/n, Primera Sección del Bosque de Chapultepec).