h, qué tiempos aquellos!, cuando, como presidente del Instituto Nacional Electoral (INE), Lorenzo Córdova era el ídolo de la derecha autóctona, el chico bueno de la democracia, el baluarte de las instituciones, el paladín que se fue con tremendo cheque por terminación laboral, pocos, muy pocos, denunciaron que dejaba tras de sí un cochinero y un muy bien alimentado cochinito, el cual, hasta ahora, acumula alrededor de 6 mil 400 millones de pesos.

Al frente de ese organismo, su frase de batalla fue la democracia cuesta, aunque lo realmente oneroso era la nómina de la burocracia electoral que año tras año se comía no menos de 50 centavos de cada peso presupuestal, y algunos más para mantener su monárquico ritmo, el de su séquito y el de los consejeros que le acompañaban.

Al borde la lágrima, el día de su obligada despedida al frente del INE (3 de abril de 2023) Córdova dijo que luego de más de 11 años de servicio en el IFE y en el INE espero dejar a esta institución más sólida, fuerte, experimentada y con mayor confianza ciudadana que entonces, y mandó mensaje a quienes se quedaban: las instituciones son tan fuertes como la lealtad que las personas que las integran le tienen a las reglas y principios con los que se han diseñado, ergo, todos somos cómplices del cochinero, así que calladitos.

Y, curándose en salud, se adelantó a lo que era obvio que sucedería: vendrán tiempos de persecución política, algo típico de los gobiernos con rasgos autoritarios, que en castellano simple no quiere decir más que tarde que temprano se documentarían las tropelías por él y su séquito cometidas durante su estancia en dichas instituciones, en sus 11 años de servicio. Claro, ya tenía amarrado otro hueso, ilegal, pero hueso al fin, es decir, el enjuague que hizo en el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM en tiempos del rector Enrique Graue.

Pues bien, hasta ahora la persecución política se traduce en lo siguiente ( La Jornada, Enrique Méndez y Víctor Ballinas): en los nueve años de la presidencia de Lorenzo Córdova en el INE se aplicó una política de sobrestimación del gasto para generar remanentes, que de 2014 a 2023 ascendieron a 10 mil 515 millones de pesos, de los cuales sólo se reintegraron a la Tesorería 4 mil 79 millones, explicó a diputados Luis Oswaldo Peralta Rivera, encargado del Órgano Interno de Control (OIC) del organismo electoral, es decir, se le olvidó devolver 6 mil 436 millones.

En reunión con la junta directiva de la Comisión de Vigilancia de la Auditoría Superior de la Federación, para desglosar el informe 2023 del OIC, Peralta Rivera detalló: “había gran resistencia a la devolución del gasto no ejercido… Continúa la investigación por el desembolso de 11.6 millones para la memoria de toda su gestión (de Lorenzo Córdova), y que a partir de 2015 se documentó cómo de enero a octubre de cada año se contenía la erogación en el INE, pero entre diciembre y enero se ejercía lo más posible para no devolver a la Tesorería” (de la Federación).

Algo más: en 2020 se vivió uno de los gastos más complicados, pues en enero se usaron 33 millones, pero en diciembre mil 348 millones, y también había mil 344 millones de remanente. Sin embargo, el instituto sólo reintegró 698; el resto se usó para adecuaciones presupuestales y enviar el dinero particularmente a dos fideicomisos y no devolver el grueso de la disponibilidad .

El presupuesto aprobado para el INE de 2014 a 2023, detalló, ascendió a 239 mil 379 millones 345 mil 339 pesos; en ese lapso, la mayoría de los remanentes se destinó a los dos fideicomisos del instituto: 3 mil 116 millones 562 mil 759 pesos al de pasivo laboral y 3 mil 168 millones 879 mil 505 al de infraestructura, atención ciudadana y mejoramiento de módulos (ídem).

De ese tamaño la persecución política y los rasgos autoritarios en contra del paladín, porque el INE no se toca y menos la buena vida a costillas del erario.

Las rebanadas del pastel

Si de delincuentes de cuello blanco se trata, los impartidores de justicia están desatados y presentan una suerte de cuadro diarreico con tintes legaloides: a todos los sueltan, los sacan de la cárcel, y el inventario de liberados no deja de crecer: Juan Collado, Emilio Lozoya, Jesús Murillo Karam, Rosario Robles, José Luis Lavalle, Uriel Carmona y lo que se acumule. Como bien lo apunta el presidente López Obrador, la figura de prisión domiciliaria es la que está ahora de moda, es lo que rifa en el Poder Judicial: si tienes dinero o tienes agarraderas, influencias, a tu casa.

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