Madrid. Más de 63 mil 200 migrantes han muerto en los últimos 10 años en las peligrosas rutas migratorias, un tercio de ellos procedentes de países en conflicto, alertó la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).

En su último informe, la OIM señala que al menos 3 mil 471 afganos han fallecido en su intento de huir tras la vuelta al poder de los talibanes en 2021, mientras 2 mil 202 migrantes birmanos perdieron la vida como consecuencia de la persecución contra la comunidad rohingya.

La OIM advirtió que el número de muertes en 2023 aumentó 20 por ciento respecto de 2022, siendo el año más mortífero desde 2014 con 8 mil 541 decesos. La mayoría procedían de Afganistán, Etiopía, Myanmar, Siria y Senegal.

Poco menos de la mitad, alrededor de 3 mil 100 migrantes, murieron en aguas del Mediterráneo. Del total registrado en 10 años, más de 36 mil personas perecieron ahogadas en travesías marítimas.

Del informe se desprende también que el número de muertes en el Mediterráneo se ha mantenido, siendo 2015 y 2016 los peores años, con 4 mil 55 y 5 mil 136 casos, respectivamente, pero con una leve baja entre 2018 y 2020.

Los ahogamientos siguen siendo la principal causa de muerte de los migrantes, con 4 mil 470 decesos en 2023, incluyendo 2 mil 882 desaparecidos. Si bien la gran mayoría de decesos se dieron en el Mediterráneo, muchos también fallecieron en cruces fronterizos entre Estados Unidos y México, así como en el cruce del golfo de Adén.

La OIM atribuye el aumento de las muertes en el Mediterráneo el año pasado –3 mil 105 frente a 2 mil 411 en 2022– al incremento de las salidas desde la costa tunecina, donde se registraron 729 decesos, cifra superior comparada con las 462 muertes registradas en 2022.