Pekín. La nueva ley de seguridad nacional de Hong Kong entró en vigor ayer, con penas de hasta cadena perpetua, mientras las autoridades de China han defendido la implementación de esa medida bajo el principio de un país, dos sistemas ante las críticas lanzadas desde Occidente.

Al ser publicada en el diario oficial de la ciudad, la norma, conocida como Artículo 23, se activaron las penas de cárcel de por vida como sanción a delitos de sabotaje a la seguridad nacional, traición e insurrección, castigan con hasta 20 años por el crimen de espionaje y 14 por interferencia extranjera, con lo que el gobierno chino extendió sus poderes sobre el acontecer en Hong Kong.

Cualquier interferencia e intimidación externas no afectarán la firme determinación del gobierno chino de implementar plenamente un país, dos sistemas, aseguró un vocero de la Oficina del Comisionado del Ministerio de Asuntos Exteriores de China en Hong Kong citado por el diario local South China Mornig Post.

No debilitará la firme voluntad de los mil 400 millones de ciudadanos chinos, entre los que se incluyen nuestros compatriotas de Hong Kong, de proteger nuestra soberanía nacional, seguridad e intereses de desarrollo.

La iniciativa ha sido criticada por la Organización de Naciones Unidas, la Unión Europea, Estados Unidos, Japón y Gran Bretaña. El secretario de Estado estadunidense, Antony Blinken, indicó ayer en un comunicado que esta ley tendrá amplias implicaciones para la población de Hong Kong, así como para los ciudadanos y empresas estadunidenses que operan allí, y amenaza con socavar aún más los derechos y libertades de la gente de Hong Kong.

El nuevo texto completa la primera ley sobre seguridad nacional aplicada en 2020, encaminada a atajar la secesión, subversión, el terrorismo y la colusión con fuerzas extranjeras, un año después de manifestaciones, compuestas mayoritariamente por jóvenes, que buscaban la independencia de la ciudad.

Hong Kong, colonia británica, fue devuelta a China en 1997 bajo el principio un país, dos sistemas, que garantiza a la ciudad, importante centro financiero de Asia, cierto grado de autonomía.

La Ley Básica (miniconstitución) exige que Hong Kong promulgue una legislación de seguridad nacional propia. Un intento en 2003 provocó protestas callejeras que atrajeron a medio millón de personas, por lo que la legislación se archivó.