Jueves 1º de febrero de 2024, p. a11
Nueva York. Un día después de que John Carlos y Tommie Smith levantaron el puño enfundado en un guante negro como protesta contra el racis-mo durante los Juegos Olímpicos de México 1968, otro afroestadu-nidense dejó dos huellas históricas. Bob Beamon también subió al podio con unas medias negras por fuera para unirse al reclamo de sus compañeros de delegación, pero además dejó un récord olímpico que 55 años más tarde sigue vigente.
Beamon realizó el salto largo del siglo que le dio la medalla de oro en los Juegos con aquel vuelo descomunal de 8.90 metros.
Esa presea será subastada hoy en Nueva York por Christie’s, que la tasó entre 400 y 600 mil dólares, en medio de la locura de los coleccionistas.
Tengo 77 años. La medalla la he disfrutado. Ha llegado el momento de que pase a alguien que aprecie la hazaña deportiva
, lograda el 18 de octubre de 1968 en el Estadio Olímpico Universitario de la Ciudad de México, explica Beamon en entrevista con la Afp, interesada en saber las razones para desprenderse de la prestigiosa presea.
“Esta subasta es una gran oportunidad para mí.
Es una excelente manera de exhibir la medalla, pero también de preservar su memoria
, dice, imaginando que el comprador, ya sea un coleccionista o una institución, querrá exhibirla
en vísperas de los Olímpicos de París.
Un día extraordinario
Beamon recuerda el 18 de octubre como un día extraordinario
. Llegó a la final en el último momento, tras dos intentos fallidos en las clasificatorias, el atleta tenía sobre todo ganas de revalidar su primer salto evitando fallar la tabla o su aterrizaje.
“Para mi gran sorpresa, no fue sólo un salto (exitoso), fue un momento increíble en la historia.
Todo fue perfecto, el viento, el tiempo
. Con 8.90 metros, el récord mundial se pulverizó en el Campeonato del Mundo de Tokio 1991, con el legendario duelo entre Mike Powell y Carl Lewis, cuando el salto de Powell alcanzó los 8.95.
Pero 55 años y 13 juegos de verano después, Beamon aún ostenta la marca olímpica.
México 68 pasó a la historia por las protestas de los velocistas Smith y Carlos, quienes fueron expulsados de por vida de los Juegos tras levantar un puño con guante negro en el podio de los 200 metros.