Martes 16 de enero de 2024, p. 5
Madrid. Científicos estadunidenses han desarrollado una manera de convertir el dióxido de carbono, gas de efecto invernadero, en nanofibras de carbono, material con muchas propiedades únicas y gran potencial de uso de larga duración.
La estrategia utiliza reacciones electroquímicas y termoquímicas en tándem que se ejecutan a temperaturas y presión ambiental relativamente bajas. Como describen los científicos del Laboratorio Nacional Brookhaven y la Universidad de Columbia en Nature Catalysis, esto podría bloquear con éxito el carbono en una forma sólida útil para compensar o incluso lograr emisiones de carbono negativas.
Se pueden poner nanofibras de carbono en el cemento para fortalecerlo
, afirmó en un comunicado Jingguang Chen, profesor de ingeniería química en Columbia y del laboratorio, quien dirigió la investigación. Eso encerraría el carbono en el hormigón por al menos 50 años, potencialmente más. Para entonces, el mundo debería pasar a utilizar principalmente fuentes de energía renovables que no emitan carbono
.
Como beneficio adicional, el proceso también produce gas hidrógeno (H2), combustible alternativo prometedor que, cuando se utiliza no genera emisiones.
La idea de capturar dióxido de carbono o convertirlo en otros materiales para combatir el cambio climático no es nueva, pero el simple hecho de almacenar ese gas puede provocar fugas, y muchas conversiones del mismo producen productos químicos o combustibles de carbono que se utilizan de inmediato, lo que lo libera de nuevo a la atmósfera. La novedad de este trabajo es que estamos tratando de convertir el dióxido de carbono en algo que tenga valor agregado pero en forma sólida y útil
, dijo Chen.
Estos materiales de carbono sólido, incluidos los nanotubos y nanofibras de carbono con dimensiones que miden milmillonésimas de metro, tienen muchas propiedades atractivas, incluidas la resistencia y la conductividad térmica y eléctrica. Sin embargo, no es sencillo extraer carbono del dióxido de carbono y lograr que se una en estas estructuras de escala fina, proceso directo impulsado por calor requiere temperaturas superiores a mil grados Celsius.
Es muy poco realista para la mitigación de dióxido de carbono a gran escala
, explicó Chen. Al contrario, hallamos un proceso que puede ocurrir a unos 400 grados Celsius, temperatura mucho más práctica y alcanzable industrialmente
.
El truco consistió en dividir la reacción en etapas y utilizar dos tipos diferentes de catalizadores: materiales que facilitan que las moléculas se unan y reaccionen.
Si se desacopla la reacción en varios pasos de subreacción, se puede considerar el uso de diferentes tipos de entrada de energía y catalizadores para que cada parte de la reacción funcione
, explicó Zhenhua Xie, autor principal del artículo e investigador del laboratorio Brookhaven y Columbia.