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Requiere más que una manita de gato

Los achaques de la edad pegan ya al multifamiliar Presidente Alemán: vecinos

Destacan la vida comunitaria como su activo principal

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▲ El Conjunto Urbano Presidente Alemán, que ha visto pasar tres generaciones desde la década de los 50 del siglo pasado, hoy requiere de mejoras importantes.Foto José Antonio López
 
Periódico La Jornada
Lunes 15 de enero de 2024, p. 37

Con más de siete décadas encima, el Conjunto Urbano Presidente Alemán (CUPA) –considerado el primer multifamiliar en la Ciudad de México– presenta los achaques de la edad: la humedad amenaza sus muros, sus techos requieren de impermeabilización y urge un cambio en las instalaciones hidrosanitarias. Pese a ello, a decir de sus habitantes, lo que se mantiene intacta es la vida comunitaria, que ha trascendido desde principios de la década de los 50 a lo largo de tres generaciones.

De 96 años de edad, de los cuales 54 ha vivido en este lugar, Bertha Reyes Velasco cuenta que a pesar de la vorágine que existe afuera de sus rejas, aún se tiene una gran ventaja: se vive con calma, tranquilidad y respeto. Los jovencitos que antes jugaban al futbol, son los adultos de ahora, y están muy cerca de los veteranos que aquí seguimos.

Comenta que en los vetustos edificios de color ladrillo viven en su mayoría adultos mayores que llegaron a ocupar en 1949 el conjunto habitacional, quienes ahora, junto con sus descendientes o nuevos inquilinos, cada año celebran con una kermés el aniversario de la unidad diseñada por el reconocido arquitecto Mario Pani.

Se trataba de empleados del gobierno, recuerda, al señalar que ella trabajó como secretaria en la Dirección de Recursos Hidráulicos del antiguo Departamento del Distrito Federal, pero había de otras áreas, como el Servicio Postal, y muchos maestros.

Todos los servicios

Administrada en sus inicios por el Issste, la renta se la descontaban de sus recibos de pago y a cambio tenían servicios de guardería, clínica, alberca, biblioteca y un centro cultural, así como el mantenimiento. Había bocinas en las casas por las que se hacían los anuncios y se tenía como a 50 trabajadores: albañiles, pintores, jardineros, electricistas, hasta elevadoristas, que acudían a reparar lo que necesitaras sin ningún costo, relata, a su vez, Luis Santa María Rodríguez, quien creció en este lugar.

Ahora responsable de las áreas comunes, refiere que en 1988 los departamentos se vendieron a sus ocupantes y desde entonces se ha tratado de mantener este espacio lo mejor posible, pero ha sido difícil porque muchos adultos viven de su pensión y sólo se cobra una cuota de 300 pesos para servicios, como la recolección de basura.

Con los apoyos que otorga la Procuraduría Social y el presupuesto participativo han logrado algunas mejoras en las áreas comunes, la renovación de elevadores y la instalación de cámaras de seguridad. Para ser la primera unidad, no se ve tan mal, pero sí nos hace falta cambiar las instalaciones hidráulicas y pintura, que esperamos sea al final.