Desde diciembre se celebra el centenario natal del artista // Se preparan muestras, conciertos y libros
Martes 9 de enero de 2024, p. 3
El centenario natal del escultor y grabador vasco Eduardo Chillida (San Sebastián, 1924-2002), considerado uno de los cuatro pilares de la escultura del siglo XX, junto con Calder, Brancusi y Giacometti, se celebra mañana.
Las conmemoraciones empezaron en diciembre pasado con Universo Maeght, exposición abierta en el Chillida Leku, museo único ubicado en Hernani, donde fueron depositadas las cenizas del artista bajo un magnolio.
La muestra rinde homenaje al galerista Aimé Maeght, quien jugó un papel trascendental en la vida de Chillida al incluirlo entre su catálogo de artistas desde 1950. Esta colectiva pone a dialogar obras del escultor con las de Braque, Calder, Giacometti, Arp, Hepworth, Tápies, Miró y Chagall, con quienes trabajaron el histórico marchante y su esposa Marguerite.
Este miércoles además se realizará un acto conmemorativo en el teatro Victoria Eugenia, en San Sebastián. Aparte de exposiciones en España y en otros países, las actividades programadas incluyen publicaciones, conciertos y encargos musicales, como Chillida-Elogios, de Antonio Lauzurika, y artes escénicas.
Hace 22 años, una exhibición del maestro vasco se hizo realidad en México, primero en el Museo de Arte Contemporáneo (Marco), en Monterrey, y después en el del Palacio de Bellas Artes (MPBA). Cuando Cristina Gálvez era directora del Museo Tamayo, se investigó la posibilidad de mostrar la obra de Chillida aquí. Al parecer, el problema era el peso de la misma, que elevaba los costos del traslado (La Jornada, 2/4/02). La pieza más pesada de la exposición fue Puerta de la libertad II, de más de seis toneladas, aunque no todas las esculturas fueron de grandes dimensiones.
El tamaño también determinó el tipo de envío. De acuerdo con información proporcionada en su momento por la oficina de prensa de Marco, la mayor parte de las obras provendrían de Alemania, y el desembarco sería en el puerto de Altamira, Tamaulipas. Otra parte llegaría de Italia y España a la Ciudad de México vía aérea, mientras otras más viajarían por tierra desde Houston, Texas.
La muestra Eduardo Chillida estuvo integrada en su mayoría por escultura, realizada en hierro, madera, acero y barro chamotado, pero también tintas sobre papel y relieves en el mismo material. En total, 86 obras. Fue organizada por la Galerie Nationale du Jeu de Paume, de París, con curaduría de Daniel Abadie, director del recinto, y abarcaba cinco décadas de la trayectoria del escultor, con piezas que iban de 1951 a 2000.
Daniel Leyva, entonces subdirector general del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura, calculó los costos de exhibición en casi 3 millones 600 mil pesos, aunque no gastamos
, apuntó a su vez Mercedes Iturbe, directora del MPBA, pues hubo una larga lista de patrocinadores (La Jornada, 12/7/02). Los gastos fueron solventados en las diferentes sedes.
No viajaron a México las mismas piezas
vistas en Francia, por la larga itinerancia
; aquí se agregaron dos obras en metal y una sobre papel provenientes del Museo Tamayo, así como cuatro obras sobre papel facilitadas por el Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca.
Para instalar la obra en el MPBA se debieron realizar minuciosos estudios estructurales en todas las salas
del recinto, a fin de que las esculturas no ocasionaran problemas a su arquitectura. La instalación de las piezas de mayor peso fue por demás espectacular. Transportar La puerta de Omar Khayyam al primer piso del Palacio de Bellas Artes implicó tres horas de trabajo y una grúa con capacidad para levantar cinco toneladas en envión.
Chillida no asistió a ninguna de las dos inauguraciones debido a problemas de salud. De hecho, falleció el 19 de agosto, es decir, 33 días después de la apertura, a la cual asistieron más de mil 500 personas. Su hijo Luis Chillida Belzunce estuvo presente en el acto inaugural, en representación de la familia y de la fundación que lleva el nombre de sus progenitores. Dijo que su padre era una persona que nunca ha tratado de hacer lo que no sabe. Su obra se basa en las preguntas que se hace él mismo y que intenta plasmar mediante el lenguaje de la plástica, y que es el contraste entre lo lleno y lo vacío, lo positivo y lo negativo. Siempre han sido contraposiciones
(La Jornada, 128/02).
En el momento de su muerte, más de 52 mil personas habían visitado la exposición del MPBA. Durante años, Chillida cultivó el deseo de exhibir en México. La única visita que realizó al país fue en los años 80. Solía viajar con la familia completa, entre hijos y nueras; entonces, la comitiva había manifestado particular interés por la zona maya, experiencia que repercutió en su obra, en especial en sus llamadas tierras chamotas
, en barro de doble cocción.
Chillida empezó a trabajar dicho material en París en los años 40, pero no le gustó porque consideraba que se deshacía en las manos. La sensación era desagradable, decía. No obstante, en los años 80 descubrió una tierra en el sur de Francia con la cual podía trabajar por su abundante contenido de minerales. Una escultura hecha en tierra chamota
tiene casi el mismo peso que una elaborada en hierro.