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Nueva era de los ferrocarriles
Vine desde California; será algo único
 
Periódico La Jornada
Viernes 15 de diciembre de 2023, p. 11

Las sensaciones se contraponen entre pobladores de varias de las comunidades cercanas al trazo del Tren Maya. Hay gran expectativa en que el proyecto pueda traer desarrollo económico, pero a la vez existe mucha incertidumbre sobre cómo los beneficiará directamente.

Al recorrer diferentes poblados, La Jornada pudo corroborar el deseo de artesanos, productores, operadores de mototaxis y empleados de pequeños restaurantes para que el megaproyecto impacte de manera positiva en su día a día, aunque las dudas son grandes.

No sabía. ¿A poco el viernes se inaugura?, preguntó con incredulidad Freddy, un conductor de un mototaxi en la comunidad de Calkiní, que apenas rebasa los 15 mil habitantes y dispone de muy poco para recibir a una gran afluencia de turistas.

Confió en que haya posibilidades de establecerse en una base para su servicio de transporte en la estación del tren, a casi 2 kilómetros del centro del poblado, aunque no nos han dicho nada.

Edwin Santiago, habitante de Halachó, una de las comunidades yucatecas con evidentes índices de pobreza, vende chiles habaneros al pie de la carretera en los límites entre Yucatán y Campeche.

No tiene claridad sobre cómo podría beneficiarle el tren. Según si atrae a los turistas primeramente Dios traiga un poco más de ventas.

En Chocholá, municipio de Yucatán que no rebasa los 5 mil habitantes, el parador turístico luce desolado. Los pobladores se desplazan a pie, en bicicletas o mototaxis y en su centro sólo destaca un pequeño kiosko y enfrente se erige el palacio municipal. El Tren Maya no les preocupa.

En regiones de más densidad turística como Izamal –la ciudad amarilla– o la colonial Valladolid, la gente ya espera con ansia la apertura del tren para que el flujo de visitantes crezca y con ello sus ganancias.

A las afueras de Chichén Itzá, varios artesanos mostraron preocupación al enterarse que este viernes abrirá el Tren Maya. Saben que la nueva vía a esta zona arqueológica, que anualmente recibe 2.1 millones de visitantes, está cerca de la estación del tren y en un punto lejano al que ellos habitualmente venden.

El proyecto trajo consigo miles de trabajadores de otros estados. Así, en la zona maya pueden ya observarse negocios de barbacoa junto a la carretera o algún otro tipo de comidas no típicas de la región y que se han vuelto habituales.

Yolanda Prieto, oriunda de Mérida y empleada del puesto de barbacoa Los Memos, apuntó: Tenemos bastante clientela, nos están ayudando mucho los empleados del Tren Maya, les gusta la gastronomía yucateca, pero a diario y por tantos meses les ha cansado, por eso se han abierto negocios como este.

Manuel Reyes es uno de los miles de trabajadores de la construcción que migró en marzo pasado hacia el sureste del país por la posibilidad de empleo que se abrió con el Tren Maya. Originario de Almoloya de Juárez, estado de México, este obrero señaló que gana 5 mil pesos al mes y envía la mayoría a su familia, de ocho miembros. Pidió la intervención del Presidente porque no les han pagado el aguinaldo.

Amancio Vilchis viajó desde San José, California, donde radica desde hace años, para atestiguar el primer día de la nueva era de los ferrocarriles nacionales. Ataviado en un traje huichol, corrió para abordar una camioneta de transporte colectivo que lo llevaría de Calkiní a Campeche. A la carrera y a pregunta de este diario alcanzó a decir: Estoy aquí porque va a ser algo único.