Jueves 14 de diciembre de 2023, p. 7
Familiares de personas desaparecidas se ven obligados a realizar las actividades de búsqueda, que conllevan claras y graves consecuencias
en su salud física y mental, derivadas de la impunidad, falta de verdad y justicia
, advirtieron especialistas.
Sobrepeso y obesidad, enfermedades crónicas de índole infecciosa, trastornos sicosomáticos o depresión severa y diabetes, así como mayor riesgo de desarrollar hipertensión y aumento de las situaciones estresantes son algunos de los padecimientos que los familiares enfrentan a raíz de la desaparición de su ser querido, indica el informe presentado en el foro Sobrevivir para buscar: derecho a la salud de familiares de personas desaparecidas en México, convocado por Idheas Litigio Estratégico en Derechos Humanos.
El documento, elaborado con base en solicitudes de información, la revisión de estándares internacionales y los resultados de una encuesta a 266 familiares de desaparecidos, demuestra la ausencia del Estado
, a través de las comisiones de Atención a Víctimas, al negar el acceso a una atención médica integral, justificando la inexistencia de un nexo causal entre el hecho victimizante y los padecimientos de salud
.
De hecho, destaca la organización, el número de víctimas que tienen acceso a las medidas de ayuda, asistencia y reparación integrales es menor en comparación con los casos registrados de violaciones de derechos humanos.
Mientras en el Registro Nacional de Personas Desaparecidas y no Localizadas hay más de 113 mil nombres a marzo de 2023, estaban inscritas 6 mil 904 personas en el Registro Nacional de Víctimas (Renavi), indica el documento. Además, la encuesta –realizada entre febrero de 2022 y junio pasado– arrojó que 84 por ciento de las personas dijeron contar con inscripción al Renavi, y del total de quienes dijeron haber presentado una solicitud para este apoyo, 64 por ciento respondió haber recibido una respuesta negativa
.
Idheas apuntó que en los hechos, la desaparición desencadena cambios radicales en los proyectos de vida de las familias y, consecuentemente, enfermedades que las afectan física y mentalmente. De los encuestados, sólo 23 por ciento respondieron que su salud era mala antes de la desaparición.