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Desde otras ciudades

Hötensleben y su memorial sobre la división de Alemania

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▲ Panel informativo en el memorial de la división de Alemania, con el muro y las barricadas al fondo.Foto Alia Lira Hartmann
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n diferentes zonas de tierras teutonas hay placas que indican el periodo histórico en que este país estuvo dividido y que marcan hora y fecha del fin de esa secesión: 19 de noviembre de 1989, a las 7:50 de la mañana; el texto está ilustrado con una línea que indica el mapa de Europa, con Alemania al centro y los países del oeste y el este.

En una pequeña población al norte, en Baja Sajonia, llamada Hötensleben, se aprecia con todo detalle en qué consistía la división y los sistemas de control usados en Alemania Oriental.

Aquí se ha levantado un memorial que puede ser visitado todo el año y cuya sencillez contrasta con la dimensión histórica que el hecho marcó para esta nación y Europa. Los textos y las imágenes en un panel explican de forma detallada al visitante en qué consistía la partición y su desarrollo histórico.

A pesar de que en noviembre de 1989 el muro divisorio dejó de ser controlado, ciudadanos que residían en Ottsleben, en el lado este, y Hötensleben, en el oeste, lograron que se conservaran los vestigios de lo que fue esta frontera y que hoy permiten al visitante conocer la dimensión de los sistemas de control.

Las cosas no eran tan simples como un muro que partiera al país y las torres de control con vigilancia. Especialmente en las poblaciones al borde de la frontera, el gobierno de Alemania Oriental aplicó férreas medidas para evitar que la gente cruzara.

El memorial es una amplia zona que reproduce la franja con 350 metros del muro divisorio, altas torres de control, un campo minado, una valla metálica con alambre de púas, barricadas que impedirían en caso de guerra que algún tanque pasara y, por si fuera poco, un bloque de armas que se disparaban de manera automática al captar cualquier movimiento.

El visitante puede imaginarse que cualquier intento de atravesar esta zona sería pagado con la vida. En 1989 se tenían registradas 200 personas fallecidas por esa tentativa.

Las viviendas del lado este en esta franja fronteriza tenían que sellar las ventanas con vigas de madera que evitaran vislumbrar, así fuera a lo lejos, a la población occidental.

La franja divisoria del país recorría mil 400 kilómetros y una zona de cinco kilómetros antes del muro de Berlín era férreamente controlada por la policía de Alemania del Este. Las iglesias de la zona fueron clausuradas y si había algunos restaurantes tenían cerrar al público a las 10 de la noche.

Cruzar del este al oeste y viceversa sólo era posible por Berlín. Aunque en la capital uno de los puntos de mayor atracción turística son los restos del muro, el memorial de Hötensleben es considerado en Alemania como la zona mejor conservada que da un testimonio físico detallado de la división del país.

Tras el fin de la Segunda Guerra Mundial Alemania fue dividida en cuatro zonas de ocupación. Las dificultades para llegar a acuerdos concluyeron con el establecimiento, en 1949, de la división de Alemania en dos: el este bajo el dominio soviético y en el oeste los aliados.

Alia Lira Hartmann, corresponsal