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Los Castellers de Vilafranca dieron muestra de audacia en el Ángel de la Independencia

Más tarde causaron asombro en el Monumento a la Revolución

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▲ En la construcción de las torres humanas participan varones, mujeres y niños.Foto Luis Castillo
 
Periódico La Jornada
Lunes 20 de noviembre de 2023, p. 4

Espectacular, emocionante, audaz y valiente fue la presentación de los Castellers de Vilafranca, de Cataluña, que visitan México por primera vez. La mañana de este domingo causaron admiración entre los paseantes al erigir torres humanas frente al Ángel de la Independencia.

Con más de 200 años de antigüedad, la construcción de atalayas humanas es una de las manifestaciones culturales más arraigadas de Cataluña y reconocida en el mundo. La proeza se distingue por la combinación de fuerza, equilibrio y valentía, y representa un espíritu de superación y solidaridad. En 2010, La Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura la incluyó en la lista de patrimonio de la humanidad.

Desde las 11:15 horas, integrantes de los Castellers de Vilafranca que llegaron al país para celebrar el 75 aniversario de su fundación y compartir con los mexicanos esa tradición, fueron la admiración del nutrido público que asistió a verlos.

Sorprendieron a los paseantes dominicales que iban caminando, corriendo o en patines, y a ciclistas que circulaban por la avenida Paseo de la Reforma, cerrada al tránsito vehicular.

La agrupación invitó a los espectadores a ser parte de la base de los castillos humanos, que en poco tiempo se levantaron uno a uno, mientras la dificultad y la emoción se incrementaban.

Los Castellers de Vilafranca llegaron al país en un contingente de personas de distintas complexiones y edades; la mayoría eran varones y, además de mujeres, había unos 20 niños, todos, reconocidos como los verdes, por llevar la camiseta oficial de ese color, así como pantalón blanco.

Fueron recibidos con aplausos, para luego iniciar con la primera de las cinco torres que levantaron.

En un principio erigieron una sencilla estructura de cuatro pisos, a la que le siguieron otras más, incrementando la emoción entre los espectadores y la dificultad técnica en las estructuras.

El público miraba expectante cómo se iban apilando los cuerpos, escalando, unos sobre otros, hasta llegar a ocho pisos de altura, que siempre terminaban coronados con uno o dos niños en la cúspide.

Un elemento fundamental es la música que acompaña a los castellers que se encuentren en acción. En esta ocasión, un ensamble de cuatro músicos (tambor, clarinete y dos grallas, un instrumento de viento de madera, cuyo origen data del siglo XIX), cuya interpretación evocaba la época medieval.

Conocida como toque de castillos, la música tiene la importante función de acompañar y anunciar a los castellers que están abajo cómo se va desarrollando la estructura, explicó Joan Reyes.

Entre las torres humanas de mayor dificultad, los Castellers de Vilafranca armaron una compuesta: un castillo con aguja o pilar, pues en cada piso había cuatro personas y en su centro, una columna humana.

La última de las torres fue la más espectacular, ya que llegó a ocho pisos de altura y, visualmente, formó dos estructuras paralelas, culminando con dos chicos en lo alto, quienes desplegaron la bandera de México y la independentista catalana.

Luego de presentarse en el Ángel de la Independencia, los Castellers de Vilafranca, se trasladaron al Monumento a la Revolución, donde levantaron más castillos humanos.

Hoy repetirán en Teotihuacan a las 11:30 horas, mañana a las 16:30 en el Zócalo y el miércoles al lado de la Pirámide de Cholula, en el Parque Soria, donde compartirán espacio con los voladores de Papantla.