Opinión
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Marcelo Luis Ebrard Casaubón
C

omo no lo conozco de ayer, estaba seguro de que mi amigo Marcelo Ebrard no podía encontrar acomodo en ese Movimiento Ciudadano que ha dado lugar a una verdadera parálisis y enorme inseguridad en Jalisco, aliado con las fuerzas más conservadoras de la entidad. No en vano, la popularidad de su líder en el estado se ha derrumbado de manera vertiginosa, al extremo de que su explícita aspiración a la Presidencia de la República fue degradada sobremanera con su anuncio, plenamente justificado por una popularidad bajísima, de que se retiraría de la política al terminar su gestión.

Hay buenas cartas en esa formación, aunque algunos mesiánicos escolásticos se consideran a sí mismos en el lado bueno de la historia. Pero algunos de sus líderes sí han resultado un verdadero desastre…

Marcelo es un hombre íntegro, con 64 años recién cumplidos y con óptima salud. Tiene una excelente formación académica en mi alma mater El Colegio de México, donde se licenció en 1984. Luego hizo estudios en París en la École Nationale d’Administration.

Fue el secretario de Relaciones Exteriores que inició el rescate de la otrora prestigiadísima política internacional de México, misma que comenzó a hundir Jorge Castañeda, el chico, y siguieron hasta el último y más nefasto: Luis Videgaray, pasando por Derbez y Ruiz Massieu.

No olvido otros dos, Espinosa y Meade, sino que los menciono aparte porque sí merecen respeto.

También fue Ebrard, durante sus seis años de ley, primer mandatario electo de la Ciudad de México, de 2006 a 2012. Cabe decir que tuvo que bailar con la más fea, porque el presidente de México lo fue uno de los peores que hemos tenido, cuyos desvaríos y corruptelas seguimos pagando muy caro.

Hubiera sido una verdadera catástrofe que abandonara el barco y, peor aún, que se hubiera pasado a la competencia, por eso los aullidos de la fuerza política que esperaba con ansia su incorporación y estaba dispuesta a ceder lo que fuera con tal de que lo hiciera.

Porque MC sí se había dado cuenta de la gran calidad de Marcelo, aunque lo que no percibieron es que, por ella misma, no andaría del tingo al tango asociándose con quienes carecen de consistencia y dignidad.

La presencia de Marcelo en Morena no sólo le asegura que en el futuro inmediato el gobierno de este partido cuente con su gran calidad, sino que también despeja nubarrones de su futuro. Contar con Ebrard es una garantía de que las cosas pueden salirle mejor al nuevo gobierno.

Aparte de su talento y vasta cultura, así como una cosmovisión muy amplia, que buena falta nos hace a veces, Marcelo Ebrard es de una mexicanidad impecable, de lo cual muchos opositores están muy lejos de poder presumir.

Bien claro tenemos que entre los capos de esta paupérrima oposición, que no nos merecemos, no faltan quiénes quisieran que nuestra dependencia de los vecinos fuera mayor.

Al menos en Jalisco, aún MC cuenta con alguna excepción, pero también ahí, lo mismo que en el panorama nacional, la caterva opositora más bien produce vergüenza.