Número 194 Suplemento Informativo de La Jornada Directora General: Carmen Lira Saade Director Fundador: Carlos Payán Velver
Miscelánea
Joel Lara González

Milpa y policultivo: forma de vida y resistencia étnica

Joel Lara González  

El maíz es el cereal que acompaña la historia del ser humano, grano y persona, constituyen el pilar de la humanidad, la forma de vida y resistencia étnica en todo el México profundo.

La base material entre el maíz y el ser humano es el cultivo que está en manos del campesino. Campesino es una categoría de análisis en las ciencias sociales que debe relacionarse con elementos de identificación cultural, con etnicidad y ontología.

Campesino es aquél que tiene una relación íntima con la tierra haciéndola producir, pero es probable que el hacerla producir no sea con sus propias manos.

Los campesinos son un grupo de personas que desarrollan un complejo sistema de pensamiento que articula procesos tecnológicos, experiencia sensible, conocimiento específico sobre las condiciones climáticas para el aprovechamiento de los recursos de la tierra y procesos rituales que coadyuvan en los procesos agrícolas.

En los grupos étnicos, el conocimiento campesino es arqueológico y tiene características culturales que deben considerarse para su definición, tales como:

  • La familia es la unidad básica de la organización campesina, de los miembros dependen labores, seguimiento y control de la productividad, atención de fechas importantes, traslados de productos a la unidad doméstica, preparación y cocción de los productos en alimentos y el cuidado de la reserva que constituye el fondo ceremonial.
  • La transmisión de los saberes agrícolas dependen en gran medida de la oralidad y del ejemplo práctico, es un conocimiento basado en la memoria y repetición.
  • El papel de la religión en los cultivos y la creación de entes sagrados y nefastos en su desarrollo, son características fundamentales para el desarrollo de la agricultura.
  • El cultivo de la tierra depende del trabajo humano, sea por familia o peonaje y con herramientas relativamente sencillas y de poco desarrollo tecnológico.
  • La producción no sólo satisface las necesidades básicas de autoconsumo, sino el mantenimiento y fomento de relaciones solidarias, ayuda e intercambio social y religioso.
  • El trabajo agrícola se basa en una relación en la que la naturaleza funciona como indicador temporal en las labores del campo y la religión es el proceso mediador entre labores y personas y entre naturaleza y cultura.
  • El campesinado no sostiene la economía básica, ya que de manera simultánea las familias desarrollan actividades como cerámica, cestería, música, tejido y bordado de textiles, comercio y empleos asalariados de manera ocasional y/o permanente.

Los campesinos saben que la milpa se hace para subsistir, no para enriquecerse, saben que el excedente de producción no tendrá altos costos en el mercado, pues no representa gran cantidad para la venta.

Es importante desarrollar una consistente política pública que apoye la producción milpera, que no considere a la “subsistencia” como un lastre y que no atente contra el policultivo con programas de apoyos económicos que no resuelven las condiciones y fomentan el abandono al campo de manera forzada.

Ante el abandono parcial del campo, las personas se ven obligadas a rentar sus tierras a diferentes empresas privadas o paraestatales con pagos ínfimos que resultan en dinámicas de explotación disfrazadas como fuentes de empleo que acentúan un nuevo proceso de tributación del que los grupos étnicos nunca se han salvado.

Para el campesino, el maíz y la milpa son el principal producto de consumo alimentario; resulta fundamental describir los sistemas tradicionales de cultivo para conocer la importancia y capacidad de rendimientos de estos sistemas, saber cuáles son los alimentos que aportan tanto a la base alimenticia, como a las opciones de mercado.

La milpa es una alegoría del patrimonio y del sustento: es herencia de los de antes que sobrevive no para alimentar, sino para hacer subsistir la cultura. Hacer milpa no sólo se refiere a cultivar maíz, sino a los cultivos asociados a este cereal, integrado, inicialmente, por maíz, calabaza y frijol.

El policultivo adquiere un papel preponderante para la constitución de la dieta y para satisfacer el requerimiento calórico diario pues a esta triada mesoamericana, se han sumado plantas como chile, tomate, quelite, cacahuate, café y otras.

Joel Lara González

Vale la pena desarrollar etnografìas profundas que detallen las relaciones de las personas con el policultivo, las condicionantes a las que se enfrentan, sus debilidades políticas y poder problematizar tres cuestiones.

La primera ¿cómo es posible que los campesinos tengan que comprar maíz para comer en el día a día?; la segunda ¿las estrategias gubernamentales están siendo las más adecuadas para el mantenimiento y fortalecimiento de la actividad agrícola? y la tercera, ¿cómo desarrollar un quehacer científico social en beneficio de las comunidades y sus prácticas culturales y no hacia los escritorios de los privilegiados? •