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Sus medidas represivas atraen simpatizantes

Trump promete la deportación de migrantes más grande de la historia

Joe Biden pierde el respaldo de la clase trabajadora de EU, que acusaa los indocumentados de robar empleos al laborar por menos dinero

Corresponsales
Periódico La Jornada
Jueves 16 de noviembre de 2023, p. 23

Washington y Nueva York., El ex mandatario y actual candidato presidencial Donald Trump tiene planes para impulsar políticas migratorias represivas incluyendo nuevos campos de detención en Texas, presionar a México para reinstalar el programa Permanece en México contra solicitantes de asilo y ordenar a fuerzas de seguridad pública incluyendo las fuerzas armadas para deportar a millones de indocumentados cada año.

Con Donald Trump en la Casa Blanca, nuestra frontera estará cerrada, declaró el ex mandatario en un mitin electoral reciente. “Cuando llegó Joe Biden al puesto, puso fin a toda política fronteriza exitosa que fue implementada… abriendo deliberadamente las fronteras”, acusó. También ha prometido que, al llegar a la Casa Blanca, realizaremos la operación de deportación doméstica más grande de la historia estadunidense.

Hasta hace poco, sus propuestas antimigrantes que promete impulsar si gana la presidencia habían sido sólo en la retórica. Pero con la tasa de aprobación del presidente Joe Biden descendiendo a los niveles más bajos de su presidencia, y el tema de inmigración convirtiéndose en uno de los ejes del debate político nacional, los asesores de Trump aparentemente decidieron desarrollar y detallar más a fondo sus propuestas.

En un reportaje de primera plana del New York Times esta semana, asesores del ex presidente describieron planes dramáticos sobre construir nuevas instalaciones para la detención masiva de indocumentados en Texas, presionar a México para restaurar el programa de Permanece en México –vigente en la presidencia de Trump y que esencialmente anulaba el derecho al asilo–, ampliar el uso de la autoridad de la remoción expedita de inmigrantes para negarles acceso a audiencias y apelaciones que ahora permiten que algunos puedan esperar dentro del país mientras sus solicitudes son evaluadas por las autoridades.

Tom Homan, quien fue director de la agencia de inmigración (ICE, por sus siglas en inglés) durante la primera parte de la presidencia de Trump, comentó al Times que ya ha acordado regresar a un gobierno del magnate para ayudar a organizar y administrar las operaciones de deportación más grandes jamás vistas en este país. La campaña del republicano afirma que tienen la intención de llevar a cabo redadas en sitios de trabajo y reclutar a fuerzas policiacas locales y la Guardia Nacional para ubicar a indocumentados dentro del país y deportar a millones cada año.

Stephen Miller, quien fue estratega de Trump sobre política migratoria en la Casa Blanca, comentó que la mayoría de estas medidas se pueden implementar por orden ejecutiva sin necesidad de cambiar las leyes migratorias, pero reconoció que la campaña también propone cambiar leyes, incluyendo la cláusula constitucional que otorga la ciudadanía automática a toda persona nacida en este país. Miller también informó que Trump intentará de nuevo anular el programa DACA, que otorga legalización temporal a aquellas personas indocumentadas que ingresaron al país cuando eran menores de edad.

Ofrece mejoras a los estadunidenses

Para Miller, a quien la campaña de Trump ya identificó como un asesor sobre migración si logran regresar a la Casa Blanca, la meta de todas estas medidas es beneficiar a los trabajadores estadunidenses. La deportación masiva será una irrupción en el mercado laboral que será festejado por los trabajadores estadunidenses a quienes entonces les serán ofrecidos salarios y beneficios más altos para esos mismos empleos que ahora están ocupados por indocumentados, indicó Miller.

Durante el periodo de Trump en la Casa Blanca y después de su derrota en 2020, Miller ha sido el asesor antimigrante más vocal y radical del ex presidente. Pero sus ambiciosas propuestas, aunque generarán temor, no necesariamente funcionarán. En el pasado, deportaciones a gran escala, particularmente cuando hay un mercado laboral con gran demanda, han generado oposición no sólo de los defensores de los derechos de los migrantes, sino de empresarios que dependen de esta mano de obra.

Sin embargo, el argumento de que los inmigrantes están dañando a la clase trabajadora está funcionando en el ámbito electoral, afirman dos analistas dentro del Partido Demócrata en un nuevo libro ¿A dónde se fueron todos los demócratas?, John Judis y Ruy Teixeira argumentan que los demócratas han pormenorizado las preocupaciones sobre la inmigración ilegal y eso ha contribuido a una pérdida de apoyo entre la clase trabajadora que anteriormente sostenía al partido.

En particular, acusan que los demócratas en gran medida han ignorado la seguridad fronteriza y las visas vencidas y señalan que en 2020 algunos de sus candidatos incluso llamaron a despenalizar la inmigración indocumentada y otorgar seguros de salud nacional pagados por los contribuyentes a inmigrantes sin papeles.

Judis y Teixeira no están equivocados en que una parte de los votantes de clase trabajadora perciben que la inmigración sin papeles los perjudica. Inmigrantes de México se están robando nuestros empleos agrarios, dispuestos a trabajar por 10 dólares la hora cuando estábamos ganando 15, denunció un trabajador agrario en Michigan a La Jornada. Los autores reportan que en sus entrevistas y grupos de enfoque por todo el país, el resentimiento contra los inmigrantes es un factor significante en el abandono a candidatos demócratas por votantes de la clase trabajadora.

Para los dos autores, la respuesta a esto es que candidatos demócratas se declaren con mayor firmeza a favor de un mayor control de las fronteras y de la importancia de promover la inmigración legal. Se supondría que, dado el hecho de que el presidente Biden recientemente envió una propuesta al Congreso para financiar la contratación de otros mil 300 agentes fronterizos, mil 600 oficiales de asilo y mil agentes nuevos de seguridad pública en la frontera, la Casa Blanca entiende el peligro de sus políticas actuales para efectos electorales.

En Washington, muchos dudan de que si Trump gana logrará organizar los recursos y manejar los tribunales para implementar sus planes antimigrantes radicales. Pero por ahora al arrancar el año electoral no necesita que funcionen, sólo poder declarar que esas son sus intenciones a sus simpatizantes alrededor del país y, en eso, es muy efectivo.