El antropólogo Gilberto López y Rivas (Ciudad de México, 1943) recibió un homenaje en el Centro Académico de la Memoria de Nuestra América (Camena), de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM), para celebrar sus 80 años de vida.

Estuvo acompañado por el periodista Luis Hernández Navarro, coordinador de Opinión de La Jornada; Raúl Romero, doctor en ciencias sociales, y Marina Elkish, maestra y secretaria general de esa casa de estudios.

López y Rivas dijo estar muy agradecido, “sobre todo, con el periódico La Jornada, específicamente con su directora, Carmen Lira, quien en los momentos en los que estaba a punto de estallar, nos permitió salir al paso de muchas mentiras que se dijeron contra nosotros”, al referirse a sus compañeros de militancia.

Sostuvo que su intención en general es “dejar constancia de lo que fuimos, de lo que hemos sido, de nuestra lucha (…) y lo que somos hoy día”.

Aseguró que la juventud tiene la difícil tarea de superar el narcicismo generado por las redes sociales, pues por el exceso de información que hay, se genera una adicción que impide ver la realidad.

Sin embargo, refirió que también tiene esperanza de un cambio tras ver el apoyo y la solidaridad que se genera en favor de casos como el de los zapatistas y los palestinos. Afortunadamente, podemos ver también a millones de personas salir a las calles a protestar, apuntó.

El enemigo, el imperialismo, el capitalismo, que estila egoísmo e individualismo, no pueden vencer a esta pléyade de gente que estamos viviendo en un mundo donde, si no nos levantamos, no protestamos y no escribimos lo que vemos en la cotidianidad, la humanidad puede desaparecer, concluyó.

Un clásico en las bibliotecas de las izquierdas

En su intervención, Raúl Romero dijo haber escuchado noticias del antropólogo cuando apenas tenía 15 años, “en ese entonces ya era una leyenda conocida como comandante López y Rivas, con una trayectoria entre las militancias cercanas al cardenismo.

Hace un par de años, mientras viajábamos para encontrarnos con los zapatistas, Gilberto me contó varias anécdotas; él no sabe, pero desde ese día para mí fue una cátedra de historia y una verdadera lección de ética y moral. Es un clásico de los libros en las bibliotecas de las izquierdas, refirió.

En tanto, la maestra Marina Elkish comentó que debe su vocación y su trabajo a los textos publicados de Gilberto López y Rivas, pues gracias a él ella definió que su corazón se encontraba abajo y a la izquierda.

Luis Hernández Navarro narró algunas anécdotas que tuvieron juntos durante sus recorridos por los campamentos zapatistas y recordó: “Si habría que definir a Gilberto de alguna forma, sería por una frase que aparece en un reportaje de Julius Fučík, llamado Al pie de la horca, donde dice: ‘Que la tristeza jamás esté asociada con mi nombre’, porque siempre lo veo riendo, de buen humor, y eso me deja anonadado”.