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Catástrofe en Guerrero
Alimento, la necesidad más apremiante de las familias damnificadas

Marina intensifica vuelos con toneladas de ayuda // Rotulan con donación de la población civil los apoyos enviados por particulares

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▲ Unidad de transporte público en Acapulco, ayer, tras el paso del huracán Otis.Foto Héctor Briseño
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Periódico La Jornada
Viernes 3 de noviembre de 2023, p. 6

Acapulco, Gro., Ángela Torres se limpia las lágrimas al relatar lo que ha padecido su familia tras el impacto del huracán Otis en Acapulco. Pese a vivir en las orillas del municipio, la fuerza del meteoro destruyó su vivienda; no obstante, su preocupación más grande una semana después no es dónde pasará la noche, sino conseguir el alimento para su familia.

En los últimos días ha sobrevivido con las reservas de comida que no se llevó el meteoro, pero éstas se terminaron. Por ello, no duda en afirmar que se siente peor que hace una semana.

Ayer tuvo un alivio en su incertidumbre, señala mientras su esposo recibe una de las despensas que la Secretaría de Marina repartió en la comunidad de San Isidro La Gallinera, donde también vive Felipe Morales, quien vio cómo el techo de su casa se desprendió y perdió la mitad de sus muebles. Él mismo se encargó de colocar de nueva cuenta las láminas que lograron salvarse.

Tras recibir de igual forma una de las cajas con alimentos, relató que en su hogar viven siete personas, entre su esposa, hijos, su nieta y su nuera. Las despensas, diseñadas para tres o cuatro personas por cuatro o cinco días, en su vivienda alcanza para cubrir sus necesidades por dos días nada más.

Es electricista de profesión, pero en este momento, nadie da trabajo a pesar de las reparaciones necesarias en toda la zona costera, por lo que no tiene ingresos.

Se dice agradecido con la ayuda que le permitirá tener garantizados los alimentos hasta el domingo. Su rostro cambia y se torna serio y pensativo cuando, anticipa que de no llegar más alimentos para ese día, no sé qué vamos a hacer. Con esto ahí la llevamos para pasarla nada más.

Labor de convencimiento

Aunque la mayoría de las familias de Acapulco y los municipios aledaños requieren de los víveres, mantienen la calma para que a todos les toque. Felipe Hernández, ex marino y habitante de San Isidro, se ha encargado de convencer a sus vecinos para recibir en orden las despensas. Indica que aquí a todos les va a alcanzar, aunque sea poco, pero va a alcanzar. Todos cooperamos, no ha habido conflictos porque entienden que todos lo necesitan, señaló.

Para distribuir los apoyos como los que ayer fueron repartidos en San Isidro, la Secretaría de Marina ha colocado su centro de operaciones para esta labor en el aeropuerto de Acapulco.

Ahí se reciben y distribuyen despensas. Ayer se organizaron en miles de cajas con sardinas, papel higiénico, botellas de agua, jabón, ropa donada, y hasta decenas de costales de comida para perros.

Desde un hangar comercial, debido a que el de la Marina también fue pérdida total, a los apoyos enviados por la población se les colocaron una etiqueta con la frase donación de la población civil.

Se hace con el fin de que se sepa que la población también está apoyando, explicó en entrevista con La Jornada el teniente Said Andrade, de logística naval. Detalla que por día, la Marina está moviendo entre 25 y 30 toneladas las comunidades más alejadas o que por el momento no tienen acceso, como el caso de San Isidro, donde ayer arribaron siete helicópteros de cerca de 70 vuelos que hizo la dependencia.

Integrantes de la Marina refieren que cada mañana desde que comenzó la atención de la población damnificada, se realiza un sobrevuelo para determinar las áreas de mayor necesidad, y adónde se priorizan las operaciones del día.

Urgen artículos de higiene

Pese a los apoyos, Anayeli, Alba y María recuerdan que a los paquetes que se han repartido no se les incluye toallas sanitarias, artículos de higiene para las mujeres, ni pañales para niños pequeños o para los adultos mayores que viven en la zona. Para solventarlo, han usado playeras y otras prendas como pañales, pero no hay agua para lavarlas.

En la carretera, a la entrada del puerto, este día fue común ver camionetas repletas de comida, llevada por habitantes de otras partes del estado u otras entidades que aprovecharon el descanso por el Día de Muertos para trasladar víveres.