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Conflicto sin fin

Marchan cientos en Tel Aviv

Exigen a Israel más esfuerzos para liberar a los rehenes de Hamas

Fue un infierno, afirma mujer puesta en libertad el lunes

 
Periódico La Jornada
Miércoles 25 de octubre de 2023, p. 3

Tel Aviv. Cientos de personas salieron ayer a las calles de Tel Aviv para exigir que el gobierno israelí garantice la liberación de los rehenes tomados por Hamas, horas después de conocerse el testimonio de Yocheved Lifshitz, liberada antier por el movimiento de resistencia islámica, quien relató que vivió un infierno al ser secuestrada y llevada por una red de túneles, pero que su captores la trataron bien.

Los manifestantes cantaron y mostraron carteles con fotografías de los desaparecidos, y las palabras Tráelos a casa ahora, frente a la principal base militar israelí en el barrio de Hakirya, informó la cadena catarí Al Jazeera.

Calculan que hay 220 cautivos

Unos 220 rehenes israelíes, extranjeros o binacionales fueron secuestrados por los comandos de Hamas en el ataque lanzado el 7 de octubre, que dejó más de mil 400 muertos, en su mayoría civiles, del lado israelí.

Además de las protestas, dos campamentos se instalaron cerca de la base en la que permanecen decenas de personas, entre ellos familiares de los rehenes, desde las 9 hasta las 22 horas para presionar por el regreso de los cautivos, informó The Jewish Telegraphic Agency.

Estamos aquí frente a la gente que necesita liberarlos, declaró al medio Itzik, de 73 años, un profesor de historia y amigo de la familia de Liri Albag, un soldado de 18 años que fue hecho cautivo mientras estaba de servicio en el kibutz Nahal Oz, en la frontera con Gaza.

En tanto, la israelí Yocheved Lifshitz, de 85 años, liberada el lunes pasado por Hamas, contó que vivió un infierno al ser capturada y que fue llevada a una red de túneles por sus secuestradores, pero que luego la trataron mejor durante su cautiverio de más de dos semanas en la franja de Gaza.

Viví un infierno, no sabía que me encontraría en esa situación, declaró a la prensa en Tel Aviv sentada en una silla de ruedas y al lado de su hija.

Según contó, los milicianos la capturaron en el kibutz Nir Oz y la trasladaron en una motocicleta, al secuestrarla. Me golpearon en el camino; no me quebraron las costillas pero me hicieron mucho daño y tuve dificultades para respirar.

De la mañana del ataque, coincidiendo con el final de una festividad judía, la octogenaria recuerda los intensos disparos, la entrada en masa de los miembros armados de la milicia palestina en su cooperativa agrícola y los asaltos a las casas de sus vecinos.

No distinguieron entre viejos y jóvenes. No paro de reproducir en mi mente lo sucedido.

Describió red de túneles que recorrió por horas

Tras su secuestro, cuenta que fue llevada a una red de túneles durante dos o tres horas.

Luego fue conducida a un salón con otros 25 rehenes, y de ahí a una pieza separada con cuatro cautivos, donde la instalaron en un colchón.

Según explicó, su situación mejoró durante su cautiverio. Nos trataron bien, y venía un médico cada dos o tres días para ver cómo estábamos, y para asegurarse de que teníamos medicamentos. Relató que sus captores dijeron que eran musulmanes y no los iban a maltratar.

Tomaron en cuenta todas nuestras necesidades y fueron muy amables, sostuvo. Comíamos lo mismo que ellos: pitas con queso cremoso, queso fundido y pepinos. Esa era la comida del día.

La mujer comentó que los milicianos parecían estar listos para esto, lo prepararon mucho tiempo, tenían todo lo que hombres y mujeres necesitan, incluso champú y otros requerimientos personales, señaló a periodistas.