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El arquero detiene penal a Pachuca y el duelo finaliza sin tantos

Wacho salva a las Chivas, que fueron abucheadas gran parte del partido
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▲ El conjunto rojiblanco sigue sin levantar, aunque detuvo su inercia perdedora.Foto @Tuzos
 
Periódico La Jornada
Domingo 24 de septiembre de 2023, p. 9

En el futbol de Argentina se habla de aguante cuando un equipo o la hinchada de un club pone el cuerpo a los golpes de la adversidad. Es una cualidad tanto física como moral. Eso, aguante, es lo que requería el Guadalajara para reponerse de la deshonra sufrida en el clásico por la goleada que les propinó el América y una estela de derrotas consecutivas.

Pero no hubo aguante ni un renacer de la honra rojiblanca, sino el repudio y el hartazgo de sus huestes cansadas de ver a su equipo dando tumbos, ayer con un empate sin goles ante Pachuca en el estadio Akron. Un resultado que pudo ser desastroso, a no ser por la milagrosa intervención del Miguel Wacho Jiménez para detener un penal.

El entrenador Veljko Paunovic, a pesar del espaldarazo de esta semana por parte del director deportivo Fernando Hierro, se veía presionado. Los gritos y su rostro, que acostumbra ser inexpresivo, lo exhibían en su desesperación.

Una ansiedad que también se dibujaba en los movimientos y gestos de los jugadores, que a pesar de mantener la pelota pegada a los botines, no lograban sacarle provecho.

Cuando más borrasca había en la situación de Chivas, cada minuto parecía que rondaban más cerca del desfiladero. Celso Ortiz del Pachuca les quitó el aliento en un disparo sorpresivo directo al arco. Sirvió para recordarles que cualquier resultado que no fuera una victoria sería un fracaso más de Chivas.

El aguante lo manifestaban los aficionados rojiblancos, porque el equipo sólo exhibía nerviosismo conforme se agotaba el tiempo.

Pero después de tantos vaivenes sin sentido, el público no tuvo más de ese aguante y reventó de hartazgo. Todo el estadio Akron fue un silbido infinito y estridente. Era repudio a un equipo y un técnico extraviados.

Salió Ricardo Marín para que entrara Víctor Guzmán y Jonathan Padilla también dejó la cancha para darle paso a Alexis Vega y el tablero lucía tan incoherente como antes. Nada les funcionó.

Una máxima pesimista es que todo siempre puede estar peor. Lo confirmaron Chivas al recibir un penal de castigo por una fal-ta absurda de Jesús Orozco. Ahora el futuro turbio estaba en manos del Wacho. El arquero rojiblanco levantaba la vista para implorar y besaba sus guantes. Entonces ocurrió el milagro y el arque-ro detuvo el disparo de llian Hernández para impedir que la honra de Chivas se hundiera todavía más en este torneo.

En tanto, en el Nou Camp, León se llevó la victoria con un gol de Ángel Mena contra Tijuana.