Número 192 Suplemento Informativo de La Jornada Directora General: Carmen Lira Saade Director Fundador: Carlos Payán Velver
Sembrando vidas
Cortesía Secretaría del Bienestar

Responsabilidad política la continuidad de Sembrando Vida

Lorena Paz Paredes y Enrique Pérez S.  

El principio

Sembrando Vida (SV) surge con un nombre muy distinto al que tiene hoy. Originalmente el presidente lo dio a conocer como el Proyecto del millón de hectáreas. Ese fue su primer nombre. Pero la idea se cocinó antes, durante los recorridos del presidente por comunidades del país, donde él pudo atestiguar el enorme rezago del sector rural. Entonces nos planteó la necesidad de remontar este abandono y revitalizar al campo, y así fue gestándose lo que hoy es el PSV.

Componentes de SV

Sembrando Vida es una estrategia integral hacia el sector rural, compuesta por tres elementos: el social-comunitario, el productivo y el medioambiental. En el componente social se recupera y fortalece el tejido social, pues el sembrador, el campesino, no está solo, no está aislado, forma parte de una Comunidad de Aprendizaje Campesino (CAC), un grupo que lo convierte en un sujeto de derecho colectivo.

Sin duda el programa Sembrando Vida fue un vehículo que ayudó a recuperar la vocación comunitaria y el trabajo colectivo, que son muy propios de las culturas de muchas zonas de nuestro país. Un gran acierto fue formar la CAC, porque revivió esta vocación comunitaria, y ayudó a ganar confianza no solo entre los mismos sembradores, sino en el gobierno, y así se estableció una nueva relación gobierno y campesinos.

Le preguntaba a una señora en Veracruz, ¿qué es lo más bonito de Sembrando Vida? Me dijo: ‘fíjese que lo más bonito es que hemos recuperado la confianza entre nosotros. Antes nos dividían los partidos, las iglesias, y cuando llegó SV recuperamos la confianza entre nosotros’. Se volvió al trabajo en equipo y se revivió la ayuda mutua, que es algo muy propio de las comunidades. SV fue vehículo para lograrlo.

En las CACs también se hace labor de ayuda a la comunidad, porque los sembradores se juntan para resolver el tema del camino, del agua y de otras necesidades comunitarias. De modo que lo social-organizativo, viene a ser el corazón del programa y su columna vertebral.

Otro componente es el productivo. El PSV promueve un sistema productivo rentable para que la unidad de producción, la parcela, se convierta en un patrimonio que le genere ingresos al sembrador en el corto, mediano y largo plazos. Aunque Sembrando Vida se ha conocido como un programa de reforestación, es mucho más, porque es de reforestación productiva. Es el mejor de reforestación en el mundo, dice el presidente, pero es el único agroforestal, no hay un equivalente a nivel nacional ni internacional. En el PSV los arbolitos tienen dueño, pues el programa no consiste en plantar árboles y luego a ver quién los cuida, los árboles están en la parcela de un sembrador que los trabaja y los cultiva. Y se trata de árboles forestales, frutales, agroindustriales, plantaciones de café, cacao, cítricos, que le van a proporcionar un ingreso seguro y suficiente.

El tercer componente es el enfoque agroecológico, parte del cuidado medioambiental, ya que se impulsa de manera progresiva la eliminación del uso de agroquímicos en la parcela y la incorporación de estrategias productivas que contribuyan a mejorar el medio ambiente y a producir alimentos sanos.

Otro elemento importante es el Acompañamiento Técnico permanente. En el PSV hay una supervisión constante. Esto rompió de tajo el historial de simulación donde el extensionista, el técnico, hacía como que supervisaba y el campesino como que trabajaba. Aquí el técnico está en el campo, y muchas veces es originario de la comunidad donde trabaja. Si bien al principio fue difícil, se rompió esta inercia del pasado. Hoy el sembrador muestra cariño y reconocimiento hacia la labor del técnico.

Lo que distingue al PSV de otros programas

La forma en que se seleccionaron e ingresaron los ‘sujetos de derecho’, los sembradores, a SV, hace la diferencia con programas públicos anteriores, pues se hizo mediante convocatoria en asamblea ejidal o comunitaria. Aquí no ocurrió que el presidente municipal o del comisariado ejidal mandara la lista de los que se iban a incorporar, o que una organización los propusiera. No fue así. Las autoridades ejidales o comunales convocaron a una asamblea, en la que se explicó el programa y los que creían cumplir con los requisitos, pues se anotaban y luego los técnicos verificaban la información en cada parcela. Después se les hizo una encuesta socioeconómica y los que pasaron se incorporaron. Esta modalidad de convocatoria fue sin duda novedosa y rompió con otras más tradicionales.

SV también se distingue de otros programas por el apoyo económico al sembrador de 6 mil pesos mensuales durante la vida del programa, recursos que le llegan directamente a su bolsillo y sin intermediación. Esta transferencia económica sostenida, le ha permitido al sembrador dedicarse a trabajar intensamente su parcela; de otra manera, hubiera tenido que complementar un ingreso precario con otros empleos remunerados, irse de jornalero un par de meses o a la construcción. En cambio, disponer de un recurso permanente durante cinco años ha fortalecido el arraigo a su tierra, a su cultura, a su comunidad, Y esto además tiene un impacto notable en la disminución de la migración.

Cortesía Secretaría del Bienestar

Beneficios

Con los beneficios del PSV, creo que hoy los sembradores que empezaron hace cinco años, dejaron atrás la pobreza, dejaron de figurar en las estadísticas de la pobreza en México. Y no van a volver a ella, porque ahora su unidad de producción les aporta suficientes ingresos para el bienestar familiar presente y futuro. Y no es nada más durante los seis años. Esa parcela transformada y mejorada, ese sistema agroforestal constantemente trabajado, le da y le dará un ingreso permanente.

Articulación institucional

SV se ha ido configurando como una Estrategia de Desarrollo Rural, pero requiere articularse a otras instancias, otras dependencias, otros actores del mismo Gobierno Federal. El programa no puede caminar solo, para su consolidación, avance y el cumplimiento cabal de sus objetivos, necesita coordinarse con las Secretarías del Medio Ambiente, Agricultura, Economía, y con otros programas. Y esta confluencia aún está en proceso.

Lecciones y aprendizajes

En el PSV vivimos desde el inicio hasta el presente un proceso de aprendizaje permanente y mutuo entre personal operativo y sembradores. Implementar un sistema agroforestal con una cobertura de un millón de hectáreas, ha requerido una capacitación y experimentación permanente pues es algo inédito en el país. Abundan experiencias de sistemas agroforestales, pero no en esta dimensión. Por eso en esta empresa aprendimos todos, aprendió el sembrador y nuestro personal operativo. Y seguimos aprendiendo.

Parte del aprendizaje fue la adaptación de SV a las condiciones de cada región del país. Inició en el sureste con 250 mil sembradores, en Veracruz, Tabasco, Chiapas y la Península; y en el 2020 se extendió al centro y norte del país, y entonces, tuvimos que empezar un fuerte proceso de adaptación, porque las condiciones agroecológicas y la realidad cultural de estas regiones son muy distintas a las del sureste. Adecuamos metas, tiempos, diseño de las parcelas, ritmos de producción, de organización, con modalidades organizativas muy diversas. No es lo mismo una comunidad indígena tarahumara del norte del país, que una maya del sureste. Diría que el programa se fue configurando de manera diferente en cada territorio.

Hoy tenemos cinco años cumplidos, y SV ya está validado y reconocido por los propios sembradores, son ellos mismos quienes hablan bien del Programa. En este caminar confirmamos, reconocimos que el trabajo colectivo detonó y permitió recuperar el valor de lo comunitario. Ahí estaba en la vida de los pueblos. No inventamos el hilo negro. Pero el programa fue el vehículo para recuperar el trabajo colectivo que detonó ese valor.

El vivero comunitario y la biofábrica fueron fundamentales, pues más allá de producir plantas e insumos orgánicos, se transformaron en espacios comunes donde los sembradores se reunían discutían, hablaban, tomaban decisiones y acuerdos. Esta parte del trabajo colectivo y la convivencia también fue un aprendizaje para nosotros.

En el camino hemos reconocido y atendido algunas deficiencias, hemos ido construyendo el rumbo que hoy tiene el programa, y aún lo vamos afinando. Tuvimos que enriquecer el diagnóstico inicial, pues no estaba totalmente acabado, sino que se fue armando y complementando; fue un poco por prueba y error. Ha sido una lección y un aprendizaje. El horizonte que hoy miramos tiene mucha claridad, pero no fue así desde el principio.

Desafíos y retos del PSV

Un desafío es la diversidad agroclimática del país. Tenemos un país enormemente diverso. Yo diría que hoy, hay nueve Sembrando Vidas, porque son al menos nueve regiones diferentes, que caracterizan al programa de muy distinta manera en lo ambiental, en lo productivo y en lo cultural. Otro desafío es el tema del agua y los caminos. Estamos en lugares de muy difícil acceso donde nunca había llegado el gobierno; y trabajamos en parcelas que dependen del temporal. Y también padecemos el cambio climático que en el campo es un desafío.

Cortesía Secretaría del Bienestar

Aportes y legado

SV es una estrategia exitosa de desarrollo rural alternativo, al que sin duda podemos corregirle muchas cosas. Hay que hacerlo. Pero genera empleo, riqueza, alimentos, deja un patrimonio al campesino y rompe con el asistencialismo y con prácticas que perpetuaban la pobreza.

En cinco años de operación el PSV nos aporta indudables beneficios:

  • Más de un millón de hectáreas que hace seis años eran potreros, o tierras improductivas, y hoy son parte de un sistema agroforestal funcionando.
  • Un millón 4000,000 árboles, que no existían hace 18 años, de los que 60% son especies forestales, 20% frutales, y 20% agroindustriales. Estos árboles tienen dueños que los cuida.
  • Un millón de hectáreas donde se ha eliminado la práctica tan arraigada de la tumba rosa y quema.

Adicionalmente, la cafeticultura de Sembrando vida, va a contribuir al aumento de la producción nacional de café en un 25% y en un 20% a la del cacao.

Continuación y cambios

Aunque en este momento no está a discusión si continúa o no el programa, me parece que es una responsabilidad política del Gobierno darle continuidad al proceso que se ha implementado en SV. Los sembradores dicen, ‘me hiciste sembrar durante seis años y ahorita me vas a dejar abandonado, no se vale’. Y efectivamente, los componentes del programa no maduran ni se consolidan en seis años, requieren un proceso más largo. En esta visión de continuidad tenemos que hacer ajustes, por ejemplo, hay que modificar la norma sobre el tamaño de la unidad de producción. Hoy son 2.5 hectáreas ni más ni menos. A futuro debemos beneficiar extensiones menores, porque un amplio sector de la población rural no tiene más de una hectárea y son los más desfavorecidos. A futuro tendríamos que considerar la biodiversidad agroclimática y cultural del país, ajustar los requisitos de incorporación, replantear la condición jurídica de la tierra para que la titularidad y el reconocimiento de la posesión de la parcela no sea un obstáculo; incorporar nuevos criterios de cobertura para incluir otros estados, municipios y regiones del país. Necesitamos un diagnóstico productivo muy fino para avanzar en la autosuficiencia y soberanía alimentaria. Y una vez teniendo claro eso, sabremos qué puede producir SV en los distintos estados.

Tenemos que conservar a nuestro personal técnico. Hay un enorme aprendizaje y un vínculo muy fuerte con los sembradores. Es un capital humano que no podemos dejar a un lado.

En una segunda etapa de SV, debemos apostar por la comercialización, por el valor agregado a los que ya producen los sembradores, por esquemas de financiamiento que hoy no existen en el país. Actualmente el campesino no tiene acceso a un crédito adecuado. Se requieren nuevos esquemas y modelos de financiamiento que fortalezcan la inversión en el valor agregado y le den al campesino mejores condiciones de comercialización.

Cortesía Secretaría del Bienestar

En esta perspectiva de continuidad del PSV 2024 al 2030, es fundamental establecer los objetivos, principios y directrices para el sector rural, y una política integral para el campo mexicano. Y como lo ha planteado el Presidente, sería fundamental que en la Cámara de Diputados se apruebe que PSV tenga rango constitucional. Finalmente, un modelo de desarrollo como el que propone SV exige una inversión presupuestal a futuro porque el campo es un sector estratégico para la vida de México. •