Valeria (Puebla). He aprendido mucho conviviendo con sembradores. Creo que ser becaria ha sido una buena experiencia de reintegración social. Yo creía que conocía a mi familia y no es así, no la conocía, y que a la comunidad la conocía y no era así. Ser becaria fue muy completo, leer, sembrar, hacer intercambios de productos en tianguis, y sobre todo ver los amaneceres en el campo. Eso no se compara con nada. Aprendí a valorar el agua porque es un recurso escaso que hay que cuidar y reducir la huella hídrica en todo lo que se produce.
Alma (Puebla). Veo que el Programa es muy diverso, y que participamos en faenas comunitarias. Aquí nosotras animamos a los sembradores a que ahorren y al final del año ven qué hacer con el ahorro. Aunque son personas mayores, y nosotras, jóvenes aprendices, creo que es muy bueno aprender en todas las etapas de la vida, ellos y nosotras. En el PSV aprendimos MIAF, a germinar, a hacer injertos, a reforestar. Hoy sé que reforestar es bueno para la vida del planeta. Este Programa nos ha ayudado a pensar que no todo es mejor fuera de la comunidad, que aquí y no en otro lado podemos agregar valor a nuestros productos. No tenemos que irnos para crecer y mejorar.
Teresa (Puebla). Yo entré al PSV como becaria en 2019, luego pasé a ser técnica social, las técnicas escuchamos a los sembradores, vemos y compartimos su gran esfuerzo en la parcela, aprendemos y capacitamos, injertamos, contamos plantas. Y vemos que ellos no dejan de ir a regar sus plantas aunque sea acarreando agua en botellas. Nosotras recalcamos lo social, los animamos a que festejen sus cumpleaños aquí, que se sientan en familia en su CAC.
María Isabel (Puebla.) Aprendí muchas cosas del campo. Es una dicha ser becaria, me enseñé a germinar, a producir hortaliza orgánica, a cuidar el ambiente, la tierra, a cuidar el agua y no contaminarla. Le agradezco a AMLO que gracias al Programa podamos alimentarnos sanamente. Mi sueño y mi deseo para los sembradores es que sigan adelante con sus CACs aunque ya no reciban el apoyo del gobierno.
Lucely (Yucatán). Acá las únicas mujeres que trabajan (fuera de su hogar) son las maestras que llegan al pueblo, no hay oportunidades para una mujer. Yo no tenía celular, otra persona me registro en Jóvenes Construyendo el Futuro. Al principio iba temerosa al vivero, pues nos criticaban, no fue fácil. Pero ahora esos mismos sembradores quieren que sus hijas tengan esta oportunidad. Gracias a que fui becaria de Sembrando Vida aprendí mucho, y cuando nos invitaron a llevar la relatoría del Asambleísmo de la zona comprendí que soy capaz de lograr muchas cosas. Hoy ya no siento miedo. •