El índice de precios al consumo (IPC) en China remontó en agosto y permitió a la segunda economía mundial salir de la deflación, a pesar de una débil demanda interna que complica la recuperación. El principal indicador de la inflación se situó en agosto en 0.1 por ciento anual, informó ayer la Oficina Nacional de Estadísticas. China cayó brevemente en deflación en julio, con un IPC negativo de 0.3 por ciento anual, lo que no ocurría en más de dos años. La deflación implica una disminución de los precios de bienes y servicios. Aunque esta reducción parece beneficiosa, a largo plazo es una amenaza macroeconómica porque los consumidores tienden a retrasar las compras y las empresas se ven obligadas a recortar la producción.